25/5/16
Post By: Ramón Pastrano, WebMaster
No engañemos al turista
Xiomarita Pérez
Columna Folcloreando
Publicada en Listín Diario el 25-05-2016
Desde hace varios años escribo sobre la preocupación que me inunda porque estamos engañando a los turistas vendiéndoles “cangrejitos por botones” o “gato por liebre”. En la mayoría de las playas dominicanas se está vendiendo por ámbar, que es una resina fósil, por una resina sintética con un “escorpión” dentro (me imagino que lo traen de China).
Recientemente estuve en un hotel y pregunté a uno de los vendedores en la playa qué material era la piedra que tiene el animalito dentro y me dijo que era ámbar y le expreso con dudas ¿ámbar? -Sí, es resina de ámbar y lo vendo en 1,500 pesos.
Esta resina sintética se vende en R.D. como ámbar
Luego entro a una de las tiendas dentro del centro hotelero y me encuentro con variedades de ámbar y le pregunto a la dependiente que si tiene ámbar con insectos en su interior y me contestó que sí, pero con diferentes precios, dependiendo del tamaño de los “dijes” y el tipo de insecto. Me mostró algunos y los precios oscilan desde 25,000 a 60,000 pesos. Esto quiere decir que a los turistas los engañan y a nosotros también si desconocemos el material, y más a los dominicanos ausentes que quieren el ámbar y se los llevan, lo lucen y hacen alarde de que compraron una piedra original cuando es una resina sintética.
Artesanía haitiana
Así sucede con las artesanías en madera que son de identidad haitiana y su pintura ‘naif’, las que admiro y respeto mucho, pero venderlo como identidad dominicana no lo acepto y nuestros vecinos no son los responsables. Son los dueños de hoteles y restaurantes los que deben tener el conocimiento, incluso, deben participar en talleres sobre el tema. Pueden vender su artesanía, pero con el sello identitario de su país y no importaría.
Mientras esté viva seguiré criticando esta situación tan vergonzosa. En este país hay juez y parte y por eso es que estamos así. Lo peor es que los guías llevan a los turistas donde le “mojan” la mano, aunque estén vendiendo unos llaveritos con el dibujo de una pareja haciendo sexo, con un sombrero mexicano que les oculta solo sus rostros y dicho sombrero reza: “Hecho en República Dominicana”. Vergüenza nos debe dar, y nadie dice ‘na’.
Recientemente estuve en un hotel y pregunté a uno de los vendedores en la playa qué material era la piedra que tiene el animalito dentro y me dijo que era ámbar y le expreso con dudas ¿ámbar? -Sí, es resina de ámbar y lo vendo en 1,500 pesos.
Esta resina sintética se vende en R.D. como ámbar
Luego entro a una de las tiendas dentro del centro hotelero y me encuentro con variedades de ámbar y le pregunto a la dependiente que si tiene ámbar con insectos en su interior y me contestó que sí, pero con diferentes precios, dependiendo del tamaño de los “dijes” y el tipo de insecto. Me mostró algunos y los precios oscilan desde 25,000 a 60,000 pesos. Esto quiere decir que a los turistas los engañan y a nosotros también si desconocemos el material, y más a los dominicanos ausentes que quieren el ámbar y se los llevan, lo lucen y hacen alarde de que compraron una piedra original cuando es una resina sintética.
Artesanía haitiana
Así sucede con las artesanías en madera que son de identidad haitiana y su pintura ‘naif’, las que admiro y respeto mucho, pero venderlo como identidad dominicana no lo acepto y nuestros vecinos no son los responsables. Son los dueños de hoteles y restaurantes los que deben tener el conocimiento, incluso, deben participar en talleres sobre el tema. Pueden vender su artesanía, pero con el sello identitario de su país y no importaría.
Mientras esté viva seguiré criticando esta situación tan vergonzosa. En este país hay juez y parte y por eso es que estamos así. Lo peor es que los guías llevan a los turistas donde le “mojan” la mano, aunque estén vendiendo unos llaveritos con el dibujo de una pareja haciendo sexo, con un sombrero mexicano que les oculta solo sus rostros y dicho sombrero reza: “Hecho en República Dominicana”. Vergüenza nos debe dar, y nadie dice ‘na’.
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