Comunicadoras ejemplares.

IDEANDO
Heddel Cordero

Zoila Luna, Milagros Germán, Jatnna Tavárez, por citar sólo tres nombres, han ejercido su profesión con una gallardía profesional notable y ejemplarizante.

Todos hemos sido testigos de su trabajo y de su calidad.

Las tres son ejemplo de buena práctica y deberían ser los modelos a seguir para aquellas y aquellos que aspiran a transitar decorosamente por la televisión.

Ellas tienen en común algunos valores: utilizan el lenguaje con belleza, precisión y dominio; además de su personalidad, se advierte en ellas el afán por la buena dicción, por la utilización de adjetivos correctos y por la buena organización del pensamiento.

Todas esas herramientas unidas dan como resultado un trabajo con ribetes de excelencia.

Ellas no sólo han cultivado su figura y han preservado la elegancia en ese sentido. También se han preocupado por embellecer sus ideas, enriquecer su vocabulario y ennoblecer su labor con calidad.

Vivimos en la era del conocimiento y ningún profesional del micrófono que aspire a hablar en público, a conducir ceremonias y hacer presentaciones estelares en televisión puede estar ajeno a ello. Sin embargo, la generalidad de las muchachas de hoy, muchas de ellas con talento y gracia para este trabajo, parece que sólo se preocupan por su figura y su narcisismo les impide cultivar otros valores que les ayuden a trascender.

Da la impresión de que se preocupan más por su rostro que por su cerebro. Aspiran a hablar con el volumen de su cuerpo y no con el volumen de sus ideas.

Olvidan que la televisión no sólo es imagen, tambien es audio y el audio se construye con sonido y el sonido encierra palabras y las palabras forman ideas, las cuales también deben ser ordenadas, pintadas, hermoseadas con el mismo esmero que el rostro.

Las que hacen ese trabajo deben preocuparse más por ampliar el repertorio de su léxico, cuidar más las construcciones de sus ideas, agilizar su pensamiento a través de buenas lecturas que les nutran de informaciones vitales para el ejercicio de su profesión.El arte de hilvanar las palabras para construir mensajes que comuniquen con elegancia y que se alejen de las frases hechas, de los lugares comunes, es el desafío que tienen por delante todos los que aspiren a trascender en el mundo de la comunicación.