Socializar en Internet tiene sus riesgos.

Con esa afirmación, contenida en la Declaración de Derechos y Responsabilidades, los responsables de la famosa red social reconocen algo que ya se ha comprobado, la socialización cibernética tiene sus riesgos, sobre todo para los menores de edad, el sector poblacional más vulnerable a caer en situaciones peligrosas.
La supervisora del Grupo de Crímenes Cibernéticos del Servicio federal de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Rebecca González, explicó que uno de los riesgos mayores está en el acceso que tienen los menores a personas que no conocen y que, al final, pueden resultar ser depredadores sexuales.
“Cuando ellos abren su página en Facebook, no tienen ningún control de las amistades. Cualquiera que vea la foto del menor lo pide (friend request) y acepta”, señaló González.
Prácticamente a diario, personal de la agencia entra a chat room y “en menos de cinco minutos ya tenemos personas hablándonos”. “Nos siguen hablando aun cuando decimos que es un menor”, afirmó la funcionaria federal para ilustrar lo expuestos que están los adolescentes.
“Los delitos más comunes son la seducción de un adulto a un menor para entablar una conversación sexual explícita. Los adultos empiezan a hablar bien sucio. Se proyectan ellos, masturbándose, y la menor casi siempre termina enviando una imagen”, abundó sobre una dinámica que se da en los mismos hogares donde puede estar el padre o la madre del menor.
La licenciada Julizzette Colón Bilbraut, quien atiende disputas cibernéticas, reconoció el gran poder que tienen las redes sociales y su gran utilidad, pero prefiere no demonizarlas como si el problema fuera Facebook, Twitter o cualquier otra plataforma.
“Tiene que quedar meridianamente claro que el problema no son las redes sociales. Es la falta de supervisión adecuada, la falta de capacitación adecuada. Las redes sociales son herramientas poderosas; es una pena el historial que tenemos aquí con las redes”, expuso.
La abogada comparó los peligros de la red con los mismos que puede enfrentar un menor en la calle, con la diferencia de que los padres piensan que están “seguros” si están en la casa.
“Los padres confían en que no les pasará nada, pero sabrá Dios a quién están contactando y con qué fin”, declaró.
Colón Bilbraut cree que “todo el mundo ha contribuido con el problema” del peligro que pueden encerrar las plataformas sociales. “Hay casos donde es el mismo papá y mamá quien se sienta a mentir con ese menor para abrir una cuenta”, dijo sobre la presencia de usuarios menores de 13 años, algo explícitamente prohibido por Facebook. “Lo primero que hace el usuario es un contrato con el portal. Al mentir sobre la edad, viola los términos y condiciones. Los viola también el papá que no está supervisando lo que el menor está viendo”, amplió.
A pesar de que puede reconocer cierto nivel de ignorancia tecnológica a los padres, la licenciada señaló que le resulta difícil “creer que un padre o una madre no esté al tanto de los riesgos y peligros”.
“La memoria corta también es uno de nuestros grandes problemas”, manifestó al recordar el caso del australiano de 24 años que vino a Puerto Rico para estar con una adolescente de 14 años con quien “chateaba” hacía unos meses.
Al hacer referencia al party convocado la semana pasada a través de Facebook y que acabó con una intervención policiaca y del Departamento de la Familia en la discoteca Q, la licenciada destacó que está prohibido el mercadeo directo a menores de 13 años y que los promotores de eventos tienen la manera de controlar a qué segmento poblacional va dirigida su publicidad.
“Si me dejo llevar por los hechos (reportados por la Policía) de que no se les pedía identificación en la entrada, debo presumir que el anuncio en su origen no hizo ninguna salvedad”, sostuvo.
González criticó que, por ejemplo, un adulto le regala a un menor de 10 años un iPhone o un iPad con data ilimitada.
“El escrutinio tiene que ser de los adultos. ¿Mi hijo tiene la capacidad? La respuesta es ‘no’”, subrayó.