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3/2/13 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

¡Fiesta en la Zona Colonial!. CARNAVAL DE LA CIUDAD INTRAMUROS.

Listín Diario

HISTORIA
¡Fiesta en la Zona Colonial!
POR PRIMERA VEZ, DESDE FINALES DEL SIGLO XIX SE CELEBRARÁ
EL CARNAVAL DE LA CIUDAD INTRAMUROS
  • Personaje. La leyenda cuenta que Lolito Flochón era un albañil que participó en el hallazgo de los restos de Colón en la Catedral.
Indhira Suero
Santo Domingo
El carnaval de la Ciudad Colonial no se celebraba desde finales del siglo XIX. Ahora, cuando apenas comienza el 2013, revive y vuelve con la determinación de adueñarse de las calles llenas de historias de esta zona del Distrito Nacional. 
Realizado por el Clúster Turístico de Santo Domingo, junto a los Ministerios de Cultura y Turismo, tiene como reto recuperar personajes y relatos coloniales, republicanos y contemporáneos como Lolito Flochón, y la historia-leyenda romántica del soldado español Miguel Díaz y la cacica Catalina. 
Según exponen Kin Sánchez, Oscar Grullón y Noris Decena, parte de los organizadores del evento, poca gente sabe sobre la celebración que en el siglo XIX se hacía de este carnaval, por lo que esta es una oportunidad clave.
“El carnaval de la Zona Colonial se deja de celebrar cuando la ciudad se desplaza un poco y llegan los carnavales de la Era. Estos pasan de la Feria y recorren el Malecón, pero no todo el Malecón, solo el de la dictadura porque a Trujillo no le interesaba para nada resaltar lo que había más allá”, recuerda Sánchez. 
Para Grullón, el carnaval de la Zona Colonial se parecía un poco a la Navidad, de forma específica a los aguinaldos. “Un grupo llegaba a una casa disfrazado, tocaba y sorprendía a la gente Según los cronistas, la comparsa tocaba pianos y contaba situaciones por las que los dueños de la casa habían pasado, así se armaba un juego hasta que los de la casa adivinaran quienes eran los enmascarados”, dice.
En tanto que el sociólogo Carlos Andújar, plantea que “las primeras manifestaciones de divertimento registradas en el continente americano”, comenzaron aquí en la Hispaniola.
“De ese mundo lúdico expresado en la isla, el español se hizo acompañar de juegos y fiestas”, agrega. 
Otro  autor, Francisco Veloz Molina, en su obra  La Misericordia y sus Contornos, se refiere a las máscaras de lujo, “los Diablos de la Marina”, que cuando emprendían sus carreras detrás de los espectadores se dividían en pequeños grupos, luego uno de ellos sonaba la campana como señal de que debían reintegrarse a la tropa. Veloz los describe como los enmascarados más lujosos y mejor organizados “con disfraces de color negro y faja negra, con muchos cascabelitos, que caían de la cintura casi hasta las rodillas; un pedazo de tela cuadrada, en la espalda, con todas las orillas llenas de cascabeles, y en el centro, muchos espejitos redondos”. 
Ante la interrogante de si este carnaval es exclusivamente europeo, Grullón señala que esta fiesta no es más que una síntesis de todas las influencias culturales que llegaron a la isla. “Por eso no se puede decir que es español, ni africano”, asegura.
Lolito Flochón
No es muy conocido para las nuevas generaciones, pero aquellos que llegaron a ver a Lolito Flochón lo recuerdan. El personaje trascendió a su tiempo y a su época, porque a mediados de los 60 mucha gente se disfrazaba de Lolito Flochón.
De acuerdo a Noris Decena, la leyenda cuenta que Lolito Flochón era un albañil que participó en el hallazgo de los restos de Cristóbal Colón en la Catedral Metropolitana en 1856. Él aseguraba que fue quien localizó primero el sitio de la urna con los restos  del navegante, e incluso comentaba que “Colón descubrió América y Lolito a Colón”. Ese hecho nunca fue comprobado. 
Tanto Francisco Moscoso Puello, Rafael Damirón y Francisco Veloz lo describieron en sus crónicas y memorias. Estos especialistas coinciden “en el trato cariñoso, amable y de feliz añoranza de este singular personaje, privilegiado por el Ayuntamiento para autorizar el inicio del carnaval y la salida de máscaras  y mojigangas a desfilar por las calles”.
 Luego de varios años en el olvido, vuelve a sus queridas calles de la Ciudad Intramuros, gracias al actor Pancho Clisante.
Catalina y Miguel
Santo Domingo surgió de una historia de amor. Esto se entiende al leer “Rectificaciones históricasÖ (Fundación de Santo Domingo)”, en un boletín del Archivo General de la Nación, autoría del escritor Apolinar Tejera donde recoge informaciones que relatan cronistas de acontecimientos relacionados con la población aborigen y la fundación de Santo Domingo, en las que se narra que el soldado aragonés Miguel Díaz tuvo problemas en la guarnición dejada por el Almirante en La Isabela, al mando de su hermano el Adelantado Don Bartolomé. 
Este español huyó del lugar, acompañado de otros amigos y cómplices y llegó hasta la región Sur de la isla, por los alrededores del río Haina San Cristóbal. En la ruta se encontró con un asentamiento indígena y se amancebó con una cacica, -princesa según cuenta la historia o leyenda-, a la que él después llamó Catalina. 
“Ella, viendo que él tenía nostalgia por su gente, le dijo que en el rio Haina había mucho oro y con esa noticia en sus manos vuelve donde Colón. El Almirante envía al lugar su hermano Bartolomé y unen la ciudad con el lado oriental”, cuenta Sánchez. “Cuando llega Nicolás de Ovando encuentra que la ciudad está destruida por un ciclón. Por una serie de razones logísticas, cruza para este lado y hace un acuerdo con Catalina y Miguel, primero le ofrece a él la alcaldía de la ciudad y luego logra que la india apoye el traslado de la ciudad colonial”, destaca. 
La única referencia sobre esta historia, se encuentra en el segundo piso del Palacio Consistorial de las calles El Conde y Arzobispo Meriño, donde hay un mural que recrea la historia de la ciudad, pintado por el español José Vela Zanetti. En la obra se retrata a Miguel Díaz y a la cacica Catalina. 
En esta ocasión, esos personajes estarán representados por el artista Félix Báez (Félix Bonyé) y la maestra Mercedes Coste, quienes serán proclamados Rey y Reina del Carnaval 2013.
Fiesta
Los dos primeros fines de semana de febrero, del 2 al 10, se celebrará en la Zona el Carnaval Cololnial 2013. Además de las comparsas y personajes, se realizarán charlas orientadas a las carnestolendas y exposiciones de artesanía. 
Dos carnavales
De acuerdo a Kin Sánchez, en La Española había dos carnavales: el de las carnestolendas y el de agua. “Los últimos eran los de San Andrés, donde la gente se arrojaba agua. Durante ese día, los lores de la Real Audiencia salían a las calles en sus caballos y con la gente que estaba en los balcones tenían una especie de guerra de naranjas podridas”. 
Con el de las aguas, empiezan las carnestolendas, y luego se celebró con flores, carros floridos, y, más adelante, los bailes de mascaras.  San Andres evoluciona hacia el agua y los cascarones de huevo que se llenaban con albahaca y agua perfumada y se envolvían en una especie de tela. “Los que iban en los caballos tiraban los cascarones y los que estaban en los balcones respondían con lo que sea que les sirviera para tirar agua. A partir del siglo 19 se prohibieron”, destaca el experto.
El carnaval de mascaradas evoluciona hasta que llega a hacerse en el Malecón, donde el dictador Trujillo hacia lo celebraba para su familia e importaba artesanos de Valencia, con esto la participación popular era mínima. Después vienen los años 60, donde se prohibieron las máscaras y los cojuelos en Santo Domingo andaban por las calles con las caretas en la parte posterior de la cabeza, porque la policía lo tenía prohibido. 
“Además tenían que ir a la comisaria a registrarse porque el gobierno de Balaguer tenía temor hasta de las mascaras y eso reprimió mucho el carnaval”.

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