Míriam Cruz sigue dando la cara por el merengue

Listín Diario

Desde hace cinco años Míriam Cruz se ha convertido en la principal abanderada mediática del merengue. Ningún otro representante ha logrado la vigencia en difusión musical desde que en 2011 convirtiera “Cosa de él” en referente de su nueva etapa artística.

Pocos, en cualquier género, pueden celebrar 30 años con la vigencia que ella registra. Y el sábado, en el Teatro United Palace de Nueva York, estampó su sello como merenguera y recibió un masivo apoyo del público.

A esto se sumó una producción, que, bajo la guía de Alberto Zayas, la reunió por primera vez en un escenario con Milly Quezada, además de reencontrarse con el legendario Johnny Ventura y otros más cercanos como Rubby Pérez y Krisspy. Alex Bueno y Yovanny Polanco hicieron presentaciones individuales en la apertura.

Ante cada tema y sorpresa, en el teatro se sentía un ambiente de fiesta presenciado por al menos tres mil personas que fueron dispuestas a gozar el espectáculo.

“Yo le doy la primicia a aquel que todo lo hace posible. Tan posible como esta noche hermosa en la que me siento sumamente feliz. Gracias a Él por su presencia en mi vida y gracias a ustedes por acompañarme. Este es mi mayor regalo”, expresó Míriam al comenzar el evento.

Con la bendición divina, una orquesta compuesta por una docena de músicos (dirigidos por Israel Casado) y dos coristas, colegas que le respaldaron y un público entusiasta que no dejaba de aplaudirla o corear sus temas, la merenguera armó la fiesta redimensionada por los elementos de producción.

Rubby Pérez fue su primera sorpresa. “El africano” los unió para recordar aquellos tiempos de Wilfrido Vargas, mentor de ambos, en los años dorados del merengue (los 80). En esa época cada uno hizo una versión de ese tema.

Wilfrido recordó en el United Palace, a través de un video, que Míriam tenía apenas 13 años cuando en 1982 él la introdujo en la música, junto a Belkis Concepción y Las Chicas del Can.

De esa primera etapa artística, Míriam cantó el sábado “Las pequeñas cosas”, “Pegando fuego”, “Estúpido”, “Besos callejeros”.

Milly Quezada fue la gran sorpresa. Era la primera vez que en 30 años La Reina del Merengue y la protagonista de la noche compartían juntas sus temas más emblemáticos.

“Vive”, en voz de Milly, resonó en el auditorio, como un canto de esperanza, tras la salida triste del escenario de Míriam al recordar a su compañera fallecida el año pasado, Eunice Betances.

Luego ambas compartieron “La guacherna”, “Juana la cubana” y “Volvió Juanita”, provocando la algarabía colectiva y la aprobación unánime.

“Este es el tiempo de Míriam Cruz, fuerte el aplauso”, expresó Milly, regocijada por este encuentro. Una de las notas inesperadas, pero de calidad, se introdujo con dos temas de bossa nova y flamenco, bajo la dirección de Pachi Carrasco. Lucieron extraños, pero la buena música no estorba.

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JOHNNY SE UNE A LA CELEBRACIÓN
Y la risita pícara de Míriam resaltaba en cada momento, incluso cuando apareció “el mismo Krisspy” para rememorar la colaboración en el merengue típico “El Higuerón”. ¡Un vacilón en la sala!

La última parte de la producción estuvo reservada para un aliado incondicional en la carrera de la merenguera: Johnny Ventura, con quien cantó “a tropezones” sus dos regalos “Es necesario” y “Pobre de ella” (escritos por él). La euforia del público quedó en lo alto cuando el veterano merenguero echó manos de su emblemático “Merenguero hasta la tambora”.

Pero faltaba más, el merengue más esperado de Míriam: “Cosa de él”, que reimpulsó su carrera, llevándola a mantener un ritmo de trabajo reconocido por Acroarte con seis estatuillas desde 2011. Míriam ahora replicará estas vivencias de Nueva York con una presentación similar el 18 de junio de este año en el Gran Teatro del Cibao.