0
15/9/12 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Guillo Pérez una vida dedicada a la pintura en cuerpo y alma.


Para bien del arte dominicano, su carrera internacional también fue extensa e intensa.
Artista. Obtuvo recientemente el Premio Fundación Corripio 2012 para el Arte en reconocimiento a su trabajo arduo, entusiasta y emotivo.


hoy.com.do
Escrito por: MARIANNE DE TOLENTINO
Una elección para el Premio Fundación Corripio 2012 en la categoría Arte no podía ser más justa y merecida que la del maestro Guillo Pérez, realidad y símbolo de la entrega a la investigación y al oficio de pintor como máxima expresión de la cultura dominicana.

Los años 60 fueron el tiempo más fuerte de la pintura nacional, con sus mayores preocupaciones, tanto formales como ideológicas. Guillo Pérez pertenece a esa generación cimera, a esa pléyade de valores, junto a Ada Balcácer, Ramón Oviedo, Fernando Peña Defilló, Domingo Liz, Thimo Pimentel, para citar a algunos todavía en plena actividad.

Marcado por el fin de la dictadura y la lucha por la democracia, aparte de la creatividad individual el arte dominicano se ejerció entonces en el marco de movimientos, de grupos, de manifiestos, definiendo un compromiso por la actualización, la investigación et la autenticidad.

Durante seis décadas –él empezó a enseñar en el 1952-, Guillo Pérez no ha dejado de ser un maestro, en la teoría y la práctica docente, e igualmente en la ejemplaridad de una pintura totalizante. Su vida, con latidos, chispa y pasión, ha sido tan activa y plena que no cabe en un libro…, ¡y sucede para Guillo, como al famoso pintor Carlos Cruz-Díez que, en catálogos, había decidido resumir su carrera en unas cuantas líneas… ¡a falta de las páginas necesarias!

Trataremos, sin embargo, de sintetizar cualidades, venturas y aventuras artísticas.

Una trayectoria singular. Maestro de maestros y de numerosos talentos de hoy, Guillo Pérez nació en Moca en 1926. Habiendo realizado estudios de religión y música –el violín en particular–, reservó su vocación definitiva para las artes plásticas y se graduó en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, donde ya en 1952 le nombraron profesor.

Él se estableció en Santo Domingo en 1955, demostrando en exposiciones individuales y colectivas un dinamismo que nunca abandonaría. El reconocimiento le llegó pronto: recibió numerosos premios, en la Bienal nacional y sobre todo en el Concurso Eduardo León Jimenes –hasta en tres ediciones consecutivas y dos premios en un mismo año–. En el campo docente, fue profesor y director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, a la que calificaba –lo escuchamos en un discurso vibrante– como “la Universidad del Arte”.

Para él fue una decisión difícil renunciar a las aulas en el 1979, pero su enseñanza perduró a través de la pintura y la dedicación completa a una obra ejemplar. Nunca dejó de prodigar consejos a los jóvenes, y ocasionalmente enseño en universidades.

Para bien del arte dominicano, su carrera internacional también fue extensa e intensa. Viajó a Europa, participó en concursos y bienales internacionales, siguió viajando a Estados Unidos, expuso junto a Luciano Pavarotti, llegó hasta Israel y luego a Japón, siempre invitado especialmente como artista e integrado a colecciones de grandes instituciones, públicas y privadas. Fue el primer artista dominicano galardonado en el Festival Internacional de Pintura de Cagnes-sur Mer.

Sus participaciones en eventos colectivos son incontables, pues Guillo Pérez siempre ha expuesto con generosidad junto a sus pares del país y del exterior.

Creador incansable, él ha presentado más de cincuenta exposiciones individuales, y sus muestras en México y Nueva York –sobre el tema de las culturas precolombinas– han sido muy comentadas en los medios del arte. En el año 2010, el Museo de Arte Moderno le celebró una muestra retrospectiva.

Creación pictórica excepcional. El itinerario plástico de Guillo Pérez ha atravesado varios períodos muy importantes, que por cierto han sido analizados por la crítica y la historia del arte dominicano. No obstante, sobresalen, en la abstracción, su etapa de pintor joven, y en la figuración su “constructivismo antillano” –calificación creada por el artista–, una simbiosis de organización formal y de fantasía tropical, una conjugación de pinceladas efusivas y de líneas sueltas, pues Guillo Pérez es un gran dibujante, un don que no siempre le reconocían y recordamos que él se quejaba…

Con la misma fe, él ha plasmado paisajes coloniales y arquitecturas monumentales, casitas y campiña criollas, escenarios de caña, bueyes y bateyes, autorretratos y gallos inconfundibles, entre temas de la naturaleza y la vida vernácula. Guillo Pérez no imita la realidad, esto no le interesa. ¡El se la apropia, la somete a su imaginación, la reinventa hasta el punto de que la miramos y la sentimos con mayor intensidad, después de haber contemplado sus cuadros! Fogosidad, reflexión, dominio factural establecen una comunicación y una fruición esenciales.

En los dibujos y las pinturas, raíces, tradiciones y mestizaje, alternan, varían, reúnen elementos antropológicos y étnicos, geográficos y sociales, de fuentes amerindias o afroantillanas, y observamos que siempre la audacia se frenó por la preocupación de quedar en contacto con los temas. Ahora bien, una renovación continua hizo triunfar su tendencia a la virtuosidad, y un temperamento lírico a menudo estallaba en palabras emotivas. Nos estamos refiriendo a la época de la madurez. Sin embargo, en su juventud y el paisajismo abstracto, culminando en ruptura repentina con la perspectiva, encontramos densidad telúrica, paleta preciosa, sólidas texturas, exaltación del color y de la superficie, con un equilibrio casi clásico. Ya los espacios estaban delimitados y distribuidos rigurosamente, y un estilo geometrizante ordenaba las formas verticales y horizontales, animadas de ritmos y vibraciones, debidas en parte a la vitalidad de la materia. Se fundían espectáculos naturales y líneas de fuerza: Guillo era la sensación de los concursos.

…No cabe duda de que, siempre y desde su primera etapa profesional, Guillo Pérez es un egregio maestro de la pintura dominicana y antillana: la Fundación Corripio acaba de otorgarle un honor que sus incontables admiradores esperaban desde hace varios años.

Copyright Reserved ¡Qué Noche! con Pastrano 2010.
Design by: Bingo | Blogger Templates by Blogger Template Place | supported by One-4-All