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22/7/12 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

La chica de Ipanema cumple 50 años. La mujer que inspiró la famosa canción tiene hoy 68 años.


"Que se anime Joseph Cáceres a confeccionar un listado con las mujeres que han inspirado canciones dominicanas".

Juliana Barbassa / AP - Diario Libre
RÍO DE JANEIRO. Niña de cuerpo dorado, con un contoneo de caderas que es todo un poema. Ya sabe de qué estamos hablando. De la Chica de Ipanema.
Este clásico del bossa nova es tan popular que seguramente lo escuchó en el teléfono, en un ascensor o en un café de Beirut o Bangkok. De lo que no hay duda es de que lo escuchó. Lo ha cantado todo el mundo, desde artistas mediocres hasta Frank Sinatra y Amy Winehouse, y es el segundo tema más grabado del mundo, según la revista Performing Songwriter.
Heloisa Eneida Menezes Paes Pinto 
La canción, inspirada por una muchacha que pasó delante de los autores del tema, que estaban sentados en un bar de la playa, fue una especie de presentación mundial de Río de Janeiro. Ahora, con 50 años de vida, el paso del tiempo no ha hecho sino aumentar su encanto, añadiéndole un toque de nostalgia a este himno a la belleza y la juventud.
"Me encanta esta música. He buscado este sitio" que describe, comentó la turista venezolana Xiomara Castillo mientras tomaba con su esposo fotos en el bar de Ipanema donde los autores del tema vieron pasar a la muchacha bonita. "Para mí, Río de Janeiro es esa canción, es bossa nova. La ciudad tiene su ritmo, su encanto, su sensualidad".

La letra y la música de la canción describen una ciudad tranquila, de palmas y un cielo azul, despreocupadamente bañada por el sol.

Río de Janeiro está en la "ligereza de la canción, en su elegancia absoluta, en la manera en la que no se toma seriamente a sí misma", dijo Ruy Castro, escritor y periodista que ha relatado la historia de la ciudad, su música y su vida nocturna.

La chica que "se contonea dulcemente al caminar" fue conocida por el público en 1962, en un pequeño club nocturno de Copacabana.

Juntos en el escenario, por primera y única vez, estaban los creadores del bossa nova: Tom Jobim en el piano y Joao Gilberto en la guitarra, con la ayuda del poeta Vinicius de Moraes, quien le dio a la chica su letras. También actuó el grupo vocal Os Cariocas.

El bossa nova todavía era joven, casi una novedad en Río de Janeiro, su nombre significaba "nueva forma" y así era: fresco y un acercamiento con un toque de jazz a la música más popular de Brasil, la samba.

El ritmo era el mismo, pero mientras que la samba era catártica, comunal y a base de percusiones y voces poderosas, el bossa nova era íntimo, contemplativo: sólo un cantante y una canción. La melodía, en guitarra y piano, sobresalía; la percusión se reducía, tocándose sólo con escobillas para una textura mas suave que remitía a una ola deshaciéndose sobre la arena.

El concierto de 1962 en el club Au Bon Gourmet estableció al bossa nova, escribió Castro en su libro sobre el género. No sólo presentó a la "Chica" de Jobim sino a otros clásicos del género como "So danco samba" y "Samba da bencao", que también se tocaron por primera vez en público.

El pequeño club nocturno, de 6 metros por 40 (20 pies por 130), agotaba sus entradas cada noche cuando los clientes se dieron cuenta que estaban frente a algo extraordinario en ese pequeño escenario.

Severino Filho estuvo ahí cuando ocurrió. Como integrante original de Os Cariocas, fue uno de los primeros en escuchar la canción.

"Tom y Vinicius la acababan de componer, todavía estaba en un pedazo de papel. Sólo después la pasaron en limpio", dijo. "Al comienzo la gente en el público se limitó a escucharla, pero después regresaban y comenzaban a cantar, después de eso explotó el bossa nova".

El nuevo ritmo traspasó de inmediato fronteras. El disco de 1962 "Jazz Samba" de Stan Getz y Charlie Byrd tomó el sonido de Brasil y lo pasó por el filtro de la sensibilidad de los músicos estadounidenses, haciéndolo agradable al público del país.

Aunque se trataba de un disco de jazz instrumental, estuvo en las listas de popularidad de Billboard por 70 semanas.

Después de eso todos querían tener un poco de Brasil. Las grandes figuras del jazz como Miles Davis, Dizzy Gillespie y Ella Fitzgerald hicieron grabaciones inspiradas en el bossa nova. Pero no fue hasta 1964 que "La chica" llegó a Estados Unidos.

Astrud Gilberto, quien entonces era esposa de Joao Gilberto, cantó la pieza en inglés en el disco "Getz/Gilberto". Fue su primera interpretación profesional, su voz se escucha joven, susurrante, pero tiene un poco de duda y se tropieza ligeramente con las palabras en inglés.

El resultado fue perfecto. Ella era exótica pero a la vez accesible, sensual y al mismo tiempo inocente. Como la chica en la canción, la voz de Astrud sugería una belleza que atrae pero es inalcanzable.

El estadounidense Tryg Sletteland quedó bajo el embrujo de la canción desde la primera vez que la escuchó cuando estudiaba en la universidad a comienzos de la década de 1960, según contó durante una caminata reciente por la playa de Ipanema.

En medio de la multitud ajetreada, Sletteland dijo que "La chica de Ipanema" lo preparó para el romance.

Cuando conoció a Sonia Madeira de Ley, que había ido de Río a Vermont para estudiar inglés, pensó que había encontrado su propia "Chica de Ipanema".

"Era la encarnación de la canción, cabello obscuro, largo, a la mitad de la espalda, ojos obscuros grandes y su piel morena", dijo. "Y era tan hermosa ... era exótica y hermosa, nunca había conocido a nadie así".

Su intempestivo romance terminó cuando ella regresó a Río. Más de 30 años después y con la ayuda de internet los dos se volvieron a encontrar. Finalmente se casaron y dividen su tiempo entre Río y California.

"Todavía me llama su Chica de Ipanema", dijo Sonia.

El álbum de "Getz/Gilberto" ganó el Grammy al mejor disco del año en 1965 y de pronto todos estaban hablando de "La chica".

Excepto por la misma chica, que de hecho existió. Heloisa Eneida Menezes Paes Pinto, tenía entonces 17 años y sus amigos le decían Helo. Sus días como adolescente los pasaba entre la casa, la escuela y la playa, una ruta que la llevaba cerca del bar donde Moraes y Jobim pasaban horas frente a sus bebidas. Sus ojos seguían a Helo cuando pasaba por ahí, extasiados por su piel brillante y su largo cabello oscuro.

Helo no tenía idea de esto. Cuando escuchó la canción en el radio le gustó y la solía silbar algunas veces, pero nunca sospechó que había inspirado la letra.

Los chicos en el bar decían que hablaba de ella, pero ella no les creía. Finalmente en 1965, Moraes reveló la prueba definitiva y escribió en una revista que Helo era la belleza detrás de la canción "esa chica dorada, una mezcla entre flor y sirena, llena de luz y gracia, pero cuya vista también es triste porque lleva con ella, hacia el mar, la sensación del paso de la juventud, la belleza que no sólo nos pertenece a nosotros".

A pesar del revuelo que generó, Helo tuvo una educación tradicional que no cambió con la canción. Entre sus padres estrictos y su prometido (esposo después), negó las invitaciones que se le hicieron para aparecer en películas y programas de televisión.

"Claro que me sentía halagada, pero me hacían pensar: ¿Me merezco esto?", dijo. "Era muy difícil tratar de complacer a todos, de mostrar esas características que la canción contaba".

Su prometido, que había sido su novio en secundaria, se apresuró a casarse y ella pasó los años siguientes como ama de casa. Ahora, a los 68 años, está mucho más cómoda con su notoriedad, hace dos programas de televisión y planea publicar un libro en inglés sobre su historia.

"En ese entonces nunca pensaba que iba a envejecer", dijo. "Pero la juventud pasa, tenemos que vivir cada momento".

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