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3/3/11 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

El enano, el loro y el mudo.

COSAS DE DUENDES
El enano, el loro y el mudo.
Alicia Estévez

Pertenezco a un grupo de mujeres que se reúne con el propósito de compartir experiencias y discutir temas de interés común que nos ayudan a crecer a cada una como persona.
Puedo decir que nuestras conversaciones, la mayoría de las veces, están alejadas de las frivolidades. Aunque, de vez en cuando, por suerte porque si no la vida sería muy aburrida, nos dejamos ganar por la risa y pasamos a divertirnos con anécdotas e historias diversas.
Eso ocurrió la última vez. El encuentro tenía el propósito de ayudarnos a programar este año 2011, de manera que cada una hiciera un esquema de sus metas y los pasos que debemos dar para alcanzarlas.
¿Interesante, verdad? El problema fue que la “jefa de planificación” del grupo, la que iba a servir como coordinadora de la dinámica, se retrasó y, entonces, la anfitriona, la dueña de la casa donde nos reunimos, decidió confiarnos algo: una serie de pretendientes se le habían cruzado en el camino en las últimas semanas.
Cuando anunció que eran tres los galanes que la cortejaban, le hicimos una bulla que ella acalló con la siguiente frase. “Un momento. Tengo que explicarles cómo son: los bauticé como el enano, el loro y el mudo”. La risa general sólo paró cuando surgieron los detalles de la cita con “el enano”. La descripción fue la siguiente: “Es un hombre educado, bien vestido y extranjero que visitó el país como consultor.
Soltero. Retiró la silla para que me sentara y mandó al mozo a que me cambiara el trago por que no estaba como yo lo pedí. Un perfecto caballero.” Guao gritamos todas. “¿Y qué pasó? ¿Por qué no seguiste saliendo con él?”, pregunté.
“Porque me da ahí”, dijo mi amiga que es muy alta, señalando el nivel de su estómago.
Y agregó, “Quiero uno así mismo pero con el que pueda bailar sin temor a pisarlo”.
Entendimos el punto y pasamos a saber del “Loro”. “Alto, atlético, profesional, simpático y viudo con hijos. Estuvo en mi casa y sus niños son muy educaditos. Me llamaba todos los días.” “¿Qué pasó, esta vez?”, preguntamos a coro.
“No se calla, habla tooodo el tiempo de sí mismo. Porque yo hice, porque yo compré, porque yo, porque yo. Un loro.” Entendimos y preguntamos por el tercero. “Atlético como un modelo de revista, un hombre muy atractivo que cuando otras amigas mías lo conocieron se daban codazos entre ellas”, nos contó. “Por el nombre, “el mudo”, deduzco que no habla”, comenta una del grupo.
“Bueno pero hay personas que son calladas”, dice otra.” La anfitriona respondió: “Solo abrió la boca para decir dos cosas, entre los dientes, que le gustan las películas pirateadas y el reggaetón.” Todavía nos reíamos sin parar cuando llegó la encargada de dirigir la dinámica de planificación y nos explicó que se había retrasado porque estaba cenando con un tipo que resultó ser un tacaño.
Y, como comprenderán, ya no hablamos de otra cosa.

Disfrute el blog de Alicia Estévez
http://www.aliciaestevez.com/

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