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4/2/11 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Volver a Capotillo como consigna.

José Miguel Soto Jiménez
Realmente no recuerdo si era Catón o Cicerón, ambos o algún otro tribuno romano de esos que hicieron famoso el llamado genio latino, que terminaba todos sus discursos en el Senado, no importaba el tema que fuese con la divisa: “Hay que destruir a Cartago”.
En ocasiones para ser ocurrentemente reiterativo daba el debido paso a la manera de cabriola diciendo: “Y recuerden, hay que destruir a Cartago”.
Insinuación a guisa de advertencia, como si no hubiese otra cosa necesaria, sin muchas explicaciones, ni detalles.
Motivación, incitación, agitación, sonsonete, estribillo con premeditación y alevosía.
Como si sembrara algo en las conciencias.
Fijar la idea retóricamente a la manera de consigna, repetición, fijación, recurrencia cual método, hasta que repetido hasta la saciedad mueva a la acción deseada.
Mucha gente me pregunta sobre el asunto de “volver a Capotillo”, que por no ser muy explícito y simbólico, requiere de una explicación que se impone. Consigna, lema o manía reiterativa.


Bueno, pero el asunto es provocar y no recrear con el símil tan solo una respuesta histórica o geográfica. El asunto es articular un antecedente histórico, magnífica referencia para una actitud política necesaria y conveniente.

Volver a Capotillo es hacer alusión a la gesta más importante del pueblo dominicano, aludir al momento más alto de su determinación popular.

Volver a Capotillo es referirnos a las potencialidades que duermen en nuestro pueblo, esperando que el día menos pensado se despierten y se pongan de pie para realizar, machete en mano, la obra necesaria e indispensable de hacer la historia con sus reivindicaciones.

Volver a Capotillo es recordarnos a nosotros mismos que sí ‘podemos’, porque entonces pudimos a “manos peladas” forjar nuestro destino.

Matar el pesimismo, el desánimo, la maldita resignación que enferma. Pero volver a Capotillo encierra en el detalle muchas cosas más, como tareas ciudadanas pendientes y cosas a realizar que debemos asumir urgentemente.

Volver a Capotillo, es votar en las elecciones para que las cosas cambien, no para que se queden igual.

Volver a Capotillo es decirle que no a los partidos de siempre, no vender el voto, coger lo que nos den y hacer solo lo correcto.

Volver a Capotillo es arrebatarle la política a los politiqueros para que la ejerzan los ciudadanos como nuevos gestores políticos.

Volver a Capotillo es acabar con los engaños y los embustes, para restaurar el imperio de la verdad y restaurar también un nuevo sentido cabal de la justicia.

Volver a Capotillo es acabar con la corrupción que se traga las posibilidades de desarrollo, vencer el narcotráfico y la delincuencia, restaurar la seguridad ciudadana y ponerle un alto a la tolerancia cómplice.

Volver a Capotillo es no tener vergu¨enza de ejercer la soberanía nacional, ponerle freno a la penetración masiva de ilegales haitianos y de otros países.

Volver a Capotillo es restaurar la autoridad, regular lo que dice la ley, hablar menos y trabajar más. Crear riqueza, fomentar la producción, rescatar el campo, salvar la pequeña y la mediana empresa, fomentar la política del pleno empleo.

Volver a Capotillo es hacer una realidad la frase aquella de que gobernar es educar, expresar la prioridad de la educación presupuestariamente.

Volver a Capotillo es hacer una realidad la seguridad social. Hacer que el crecimiento económico se convierta en justicia social.

Volver a Capotillo es llenar de contenido social nuestra democracia de escaparate, proteger el medio ambiente y producir riqueza, no solo porque es con lo único que se combate la pobreza, sino porque un país no puede ir para adelante con más de seis millones de pobres, una clase media en crisis y un grupito viviendo al último “guay” de la moda.

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