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31/10/10 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Conducir en el año 2030.

-Se trata de un biplaza movido por electricidad y de sólo 1,45 metros de largo
-Con solo dos ruedas, su dinámica es similar a la del famoso patinete Segway
-Las baterías le pemiten contar con una autonomía de 40 kilómetros
-Dará un nuevo sentido al transporte personal en ciudades abarrotadas

No es broma si les decimos que hemos conducido el coche de 2030. Para esa fecha, el 80% de la población mundial vivirá en ciudades abarrotadas y obteniendo del petróleo el 96% de la energía del transporte (con el ritmo de crecimiento de las necesidades actuales en 2030 necesitaríamos ¡6 Arabias Saudíes! produciendo petróleo), es obligado un cambio radical.
Necesitaremos un coche pequeño (fácil de aparcar y poco pesado para ahorrar consumo), muy ágil (la falta de espacio será un problema), muy conectado a todas las posibilidades que nos ofrecen las telecomunicaciones (como la conducción semi-autónoma) y por supuesto, eléctrico. Todo lo que viene a ser el EN-V desarrollado por GM.

Como en un videojuego

Si por fuera su aspecto está entre los dibujos manga y las máquinas de las películas para viajar en el tiempo, penetrar en su interior hace que nos sintamos inmerso en un parque de atracciones del futuro. Con sólo dos asientos, una postura de conducción bastante elevada y rodeados de unas enormes ventanas, uno se imagina en Matrix con mucha facilidad. La sensación se acrecienta cuando el instructor extrae una especie de display tipo Playstation de la consola central entre ambos asientos y, gracias a un brazo circular nos la aproxima a la distancia de conducción correcta, la gira y la sitúa al alcance de nuestras manos.
Tomo el mando casi exactamente igual que lo haría con 'la play' y aprieto el botón que el ingeniero nos explica que es necesario en primer lugar para que el chasis deje de apoyarse en el suelo por la parte delantera. Es necesario recordar que el EN-V funciona sobre el apoyo de dos ruedas con un sistema similar al del Segway (esa especie de patinete de dos ruedas que vemos por los aeropuertos) así que primero la plataforma sobre la que van fijados los asientos se tiene que colocar paralela al suelo para que los oscilómetros den estabilidad al conjunto.

Potencia limitada

Entonces, otro botón pone 'en marcha' el aparato y llega lo bueno. Unas grandes manetas a los lados del 'volante' nos permiten acelerar (empujando hacia adelante) o frenar (hacia atrás). Girar es casi igual que mover un volante de Fórmula 1 y permite realizar giros de 360º con una increíble sencillez. Acostumbrados a su sensibilidad, llevar el EN-V es apasionante y divertido. Su agilidad es espectacular y, aunque en el prototipo que probamos la potencia estaba limitada a 10 caballos (el que se fabricará llegará a 40), su aceleración y velocidad son más que suficientes. Todas las sensaciones se magnifican por la ausencia de transmisión y elementos mecánicos. La conducción eléctrica por cable convierte en instantáneas las órdenes, lo que unido a la entrega inmediata de todo el par disponible (como en todos los eléctricos) eleva el agrado de conducción y la sensación de dinamismo.
Las ligeras oscilaciones que notamos son sólo hacia delante y hacia atrás, aunque claro, estamos conduciendo sobre el impecable asfalto de una pista de aterrizaje. Este asunto de la suspensión aún lo tienen por resolver, como el del precio, pero nos recuerda al lanzamiento del Twingo, el urbano de Renault que muchos vaticinaron como fiasco y el usuario transformó en gran éxito con muchos años a sus espaldas.

Patinete, chasis y motor

El gran secreto del EN-V se encuentra en su plataforma, que resulta ser el chasis (soporta la carrocería y tiene acopladas las dos únicas ruedas) y aloja también los motores, las baterías, los sensores y buena parte de los demás componentes electrónicos. Basada en la idea de patinete usada por GM en otros conceptos, contiene un mecanismo deslizante en forma de cadenas similares a las de las motocicletas y unos osciloscopios que le permiten equilibrarse.
Por su parte, la carrocería es de fibra de carbono con tintados personalizados propios de los coches y en ella se ubican elementos como la antena que le permite la conexión wi-fi y vía GPS, soporta varias cámaras y sensores para la 'visión' y detección de vehículos y/o opeatones, sensores que controlan la velocidad y le permiten el desplazamiento autónomo en conexión con otro EN-V. Por último puede aparcar él sólo mediante órdenes enviadas con un teléfono móvil.

Aparcar en el balcón

EN-VEl EN-V resuelve interrogantes de futuro tan importantes como la libertad (al permitir la movilidad en un futuro congestionado), el espacio y las emisiones. Su reducido peso (menos de 500 kilos) y sus dimensiones de un metro y medio de largo por 1,45 m de ancho, permitirán incluso aparcarlo en el balcón. En cualquier caso, en el espacio en el que se aparca un coche compacto cualquiera cabrían tres EN-V.
Su par motor de 440 Nm y su potencia de 18 kW le convierten en rápido y potente para las necesidades de la ciudad. La autonomía que le proporcionan sus baterías de iones de litio le permiten recorrer 40 km con cero emisiones. La drástica reducción de materiales respecto a un coche convencional también resulta en una opción más ecológica y barata. La conectividad vía GPS e internet y sus sensores le permitirán no sólo evitar accidentes, sino también aumentar la eficacia de la energía gastada en los desplazamientos (capacidad de elección del recorrido menos congestionado, por ejemplo).

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