0
1/12/13 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Ayudando a llorar


Mis buenos díasDr. Rafael Molina Morillo, director de El Día.

Una de las más hermosas contribuciones que he recibido para esta columna, es la historia de una niña que llegó a su casa muy tarde para la cena.

Su padre, nervioso, la increpó y le pidió explicaciones sobre su tardanza, mientras su madre intentaba calmarle.

La niña respondió que se había demorado porque estaba ayudando a su amiguita Luisa, a quien se le rompió su bicicleta en una caída.

“¿Y desde cuándo sabes tú arreglar bicicletas?”, le preguntó el papá.

“¡Yo no sé arreglar bicicletas!”, dijo la niña; “yo solo estaba ayudándola a llorar”.

Ahí termina el cuento. Pero ahora comienza la reflexión: sufrir la pérdida de ciertas cosas es inherente a la vida del ser humano.

Muchas veces las cosas que perdemos o que se rompen en nuestra vida son irreemplazables y no podemos repararlas. Y mucho menos esperamos que otros lo hagan por nosotros.

Pero la gente que nos quiere puede ayudarnos a soportar mejor las consecuencias de las pérdidas. Una palabra afectuosa, un consejo, una frase de aliento o alguien que llore con nosotros nuestra pena, pueden mitigar sustancialmente el dolor.

Y lo importante es que no se trate de un compadecimiento, sino que se sufra de veras un poco, junto a nosotros, nuestra pena.

Seguramente quien haga esto estará en nuestro corazón coronado con el título más importante que una persona puede recibir: el ser considerado un amigo de verdad.

Copyright Reserved ¡Qué Noche! con Pastrano 2010.
Design by: Bingo | Blogger Templates by Blogger Template Place | supported by One-4-All