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25/6/15 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Agliberto Meléndez; “Hago cine para decir algo. No hago cine por dinero”

Agliberto Meléndez, Cineasta.
(Franklin Marte)
Agliberto Meléndez, el cineasta que dio el primer paso en la producción de cine nacional, con su película “Pasaje de Ida” , afirma que hasta el momento ésta no ha sido superada 

Evelyn Irizarri  - El Caribe
Agliberto Meléndez creyó que era posible hacer cine en el país, cuando nadie podía imaginar que esa industria sería posible en el suelo dominicano.

Desde niño se sintió atraído por el septimo arte, al que dedicaba largas horas. Para él, la pantalla encerraba y ofrecía más de lo que el común de las personas veía.

Agliberto sentía una conexión con todo lo que tuviera que ver con el cine: las pantallas gigantes, los reflectores y los actores.

Por eso, muy temprano comenzó a acariciar el sueño de hacer su propia película; una, en la cual contara sus padecimientos en la cárcel de La 40 y los horrores de la dictadura trujillista.

Embarcarse en esa aventura, fue ante todo un reto, y más de uno llegó a reírse de sus pretensiones. Para realizar este proyecto, tocó sin éxito varias puertas, hasta que una tragedia que enlutó a varias familias dominicanas llamó su atención, y sintió la necesidad de contarle al mundo la historia de cada protagonista de la tragedia del Regina Express, el barco que para 40 personas comenzó como el pasaje hacia un mejor futuro y terminó convertido en un viaje hacia la muerte. Agliberto Meléndez tituló esta historia como “Pasaje de Ida”, considerada hasta la fecha como la mejor película que se ha hecho en República Dominicana.

1. De Altamira
Nací en Altamira, Puerto Plata. Muy joven vine a la ciudad, al colegio. Mi padre se llamaba Nicolás, igual que mi abuelo. Eran de un pueblito de Puerto Rico y mi padre vino muy niño de Puerto Rico para acá. En ese tiempo la migración era a la inversa, eran los puertorriqueños los que venían. Los puertorriqueños eran como los haitianos hoy. Mi abuelo vino al país a trabajar en el ferrocarril que iba desde Puerto Plata hasta Sánchez, en Samaná. Entonces como mi abuelo trabajaba ahí, se trajo a la familia. Mi madre, Ana Rosa, era hija de un hacendado en la Línea Noroeste cerca de Navarrete, Baudilio Jiménez se llamaba mi abuelo.

2. A la Capital
Muy pequeño me enviaron a un colegio interno aquí en la Capital. Pero antes de eso, me divertía cuidando los animales de la finca, porque nosotros vivíamos en una finca. Ahí estaba en contacto con los animales. Yo tenía 10 hermanos. Cuando vine a la Capital, vine solo al Colegio Don Bosco, interno. Ahí estuve varios años, aunque siempre iba a Altamira en las vacaciones, hasta que terminé el internado. Me quedé en la Capital con otros hermanos y continué mi vida.

3. El cine desde niño

Me gustaba el cine desde niño. Yo decía que las imágenes me hablaban. Ver las imágenes en movimiento me atraía, me interesaba y trataba de conseguir cada vez más información, y sabía de las películas y de los actores. Siempre estaba al tanto de las películas que salían, las que se estrenaban, les daba seguimiento a las estrellas de cine. Aquí ni se pensaba en hacer cine, así que eso era meramente por fanatismo.

4. En La 40
Cuando fui un poco más adulto, era el tiempo de Trujillo, vino el Movimiento 14 de Junio y la gente joven comenzó a protestar contra la forma en que era la vida con Rafael Trujillo. Era el principio de la década del 60 y yo me integré al 14 de Junio, caí preso cuando Trujillo, me torturaron y en esa edad yo veía cine muy a menudo y de forma analítica, ya no solo por divertimento. Cuando viví esa experiencia de La 40 y de La Victoria me di cuenta de que había una historia por contar y que el mejor método era el cine, porque el cine llega a las masas y uno lo hace para informar y divertir y además es un arte.

5. Película de Trujillo

La idea comenzó con la experiencia tan dramática con Rafael Leonidas Trujillo. Ahí fue que comenzó la idea de hacer una película, de expresarme a través de una película. Estoy hablando de 1960. Cuando me fui a Estados Unidos, estudié Economía, vine, y me di cuenta que eso no era lo mío, ni la política, ni la economía era lo que yo perseguía. Me di cuenta que lo que yo quería era hacer una película. Llegué aquí, eran los días de la postguerra. En ese tiempo enseñaba en las universidades, pero vi que ese no era el camino. Entonces me marché por Europa y volví al país. Seguía con la idea de hacer una película sobre la experiencia con Rafael Leonidas Trujillo, me comuniqué con los compañeros que habían estado presos, algunos que son adinerados para reunir el capital. Pero no se reunió lo suficiente, la idea no cuajó.

6. El rodaje
El rodaje de Pasaje de Ida nos tomó como cinco o seis semanas, pero tuvimos que trabajar cerca de un año la producción. Después que estuvo lista, nos la llevamos al laboratorio de Nueva York y yo invité a una amiga para que viera lo que teníamos y ella se entusiasmó mucho, ella se llama Clara Rivera, y me dijo: “pero esto hay que llevarlo al Museo de Arte Moderno, en Nueva York. Esta es una buena película”. Yo me reí, pero conseguimos una amiga, Erín Bauser, en el Museo de Arte Moderno, que nos dijo que quería ver la película, y se la llevamos. Durante toda la función privada en el museo, yo veía que Erín Bauser y dos personas más del museo, se movían en sus asientos, como el que se siente incómodo, al menos eso pensaba yo. Se sentaban de un lado, se sentaban del otro, respiraban profundamente y yo pensé: ´parece que no les está gustando la película a la gente´. Cuando terminó la película, se quedaron callados y yo les pregunté que qué les había parecido, y me respondieron: “usted tiene una película potente, poderosa. La queremos para una serie que tenemos en el museo, que se llama Nuevos Directores. Yo me quedé estupefacto, porque yo sabía que el Museo de Arte Moderno es una de las instituciones de mayor prestigio mundial, y la presentamos con mucho éxito. El New York Times le dio muy buena acogida.

7. Opiniones nacionales
Antes de presentar la película en Nueva York, exhibimos la película aquí y a los “pontífices criollos” no les gustó. Me acusaron de fraude, de pretencioso y de estúpido. Fueron tan agresivos que yo tuve que ir donde el director de un periódico, porque iban a escribir siete artículos de uno que ya había salido y en que se me trataba con mucha rudeza. Yo le dije al director de ese medio que yo no estaba en cartelera, que era la película, que hablaran de la película, si era buena o mala. Decían que no la había hecho yo. La película no estalló hasta que se presentó en el primer festival en Cartagena de Indias en Colombia. Allí, desde los tres primeros minutos se comenzaron a escuchar los aplausos y cuando se terminó la película, nos aplaudieron por 10 minutos, a mí y a los actores. No nos dejaban hablar, aplaudiendo. La película ganó el premio Catalina de Oro.

8. Un proyecto

La ley de Cine la concibió y la impulsó el Presidente Fernández, con la intención de traer producciones extranjeras para que se rodaran aquí. Es un mercado muy interesante y que genera grandes beneficios al país anfitrión, pero esas producciones no han venido. Y se han aprovechado esas producciones rápidas, que se exhiben y que son hijas de la televisión nuestras. Yo no hago cine por dinero, lo hago porque tengo algo que decir, es un medio que me interesa, además me gusta mucho el arte. Entonces, meterme en una película nueva bajo este clima, se me hace cuesta arriba, ya yo no soy un muchacho. Ahora estoy terminando la película que hice sobre Peña Gómez, que está terminada, pero hasta que no se exhiba y se explote y la gente la vea, no está completamente terminada. Esta lista en un baúl, pero tenemos que exhibirla.

9. Del color de la Noche…

Tengo 17 años haciendo esa película. Antes de que Peña Gómez muriera, le dije: “voy a hacer una película sobre ti” a él le gustó la idea y se ofreció a conseguirme el dinero, pero yo le dije que no se preocupara, ya él estaba muy mal, eso fue siete meses antes de su muerte. Ese fue un tremendo error, porque él me habría conseguido el dinero. Conseguí un poco de dinero y puse del mío. Ninguno de los patrocinadores que uno esperaba que aportaran quiso aportar, porque el tono de la película es un tono de denuncia. Se denuncia el racismo, el antiahitiatinismo, las inquinas políticas, las maquinaciones. Es una película que dice cosas. Entonces vino la Ley de Cine y los precios se dispararon y un técnico que yo le ofrecía 100 mil pesos para hacer un trabajo, ahora cobraba un millón y el Presidente Fernández nos hizo un aporte, pero los precios se dispararon. Ya una película se hacía con 50 millones y lo único que yo tenía eran los que me había dado el Presidente Fernández y mis ahorros. Pero he podido terminarla. No se ha presentado por todas las causas, no solo económica. Pero espero que para el tercer trimestre de año, podamos presentarla. Quienes la han visto les ha parecido una película digna. José Francisco Gerardino, el actor principal, hizo un trabajo formidable. Lo preparó Rafael Villalona, dramaturgo, ellos se tomaron cerca de dos años para preparar el personaje y yo estoy muy satisfecho con el trabajo de todos los actores. José Jáquez hizo el papel de Balaguer. Hay muy buenas actuaciones.

10. El cine de hoy
En la actualidad, lo mejor del cine dominicano es que hay algunos jóvenes que están incursionando en la actividad y yo tengo la esperanza de que algunos no lo estén haciendo por el dinero y por el negocio. En algunos veo el deseo de lograr, de mejorar, de hacer algo que valga la pena. Es cierto que el cine tiene varias vertientes, es un arte, un negocio, un medio de comunicación, un medio de expresión, pero aquí ha prevalecido el negocio, salvo contadas excepciones. Hay películas que solo se exhiben un día o dos y una película es una cosa más seria. Una película debe ser una obra de arte. Hay mucho cine ahora, yo pensaba que para esta época Pasaje de ida, iba a estar sepultada, que apenas iba a ser recordada, pensé que ya habría sido superada por otra, pero tengo la impresión de que no ha sido superada, ni en su contenido, ni en su línea, ni en su forma.

La historia de una tragedia
Al ver que la idea de hacer una película sobre Trujillo no cuajó, me propuse hacer una película sobre otra cosa. En eso pasó la tragedia del Regina Express. A mí me horrorizaba esa experiencia de 40 hombres encerrados en ese tanque, asfixiándose y ahogándose. Me pareció que tenía un potencial dramático muy poderoso y decidí contar la historia de por qué se iban, quiénes eran y cómo lograron irse. Investigamos sobre eso, en ese tiempo le había sugerido a Adelso Cas que escribiera un guión sobre eso, pero él no avanzó mucho, solo hizo una de las escenas del muelle. También estaba el amigo Danilo Taveras, que era un hombre de teatro, él ya murió. Así armamos el guión, generalmente, yo escribía las escenas y las discutía con ellos y las acomodábamos. Logramos que el Presidente de la época, que era Salvador Jorge Blanco, nos hiciera un préstamo de 250 mil pesos, que tuvimos que pagar con muchísimos intereses al Banco de Reservas. Para conseguir ese préstamo, hipotecamos nuestro equipo de cine. Hicimos la película. Era un proyecto un poco aventurero, porque en el país nunca se había hecho una película así, había extranjeros que habían venido a hacer películas aquí y dominicanos que habían rodado en el extranjero, pero no una película de dominicanos, hecha aquí, con un tema dominicano, con capital dominicano. Fue duro y muy difícil, pero fue muy gratificante, porque la gente fue muy receptiva y solidaria. Había una inocencia y una curiosidad en el país y, desde luego, había quienes no veían el proyecto con buenos ojos y de todas maneras el proyecto salió y ese proyecto es “Pasaje de ida”.

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