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22/5/15 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Doña Monina Solá es un orgullo nacional


Tribuna abierta
En el año 2007, la entonces Secretaría de Estado de Cultura la reconoció otorgándole el diploma de honor como “Valor Cultural Dominicano”, y recientemente, el 8 de marzo de este mismo año, conmemorando el “Día Internacional de la Mujer”

Personalidad. Monina Solá ha sido reconocida “por su incomparable trayectoria artística en el ámbito nacional e internacional, ejemplo e inspiración de varias generaciones que, tradicionalmente, aplauden su obra, es decir, su vida...”.

Homero Luis Lajara Solá - Listín Diario
(Colaboración especial)

Santo Domingo

“Al rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma, y el alma solo es de Dios” (Calderón de la Barca).

Siempre he creído que a las personas que reúnen los méritos para ello, hay que reconocerlas en vida. Por esta razón fundamental quiero aprovechar su fecha onomástica, víspera del “Día de las Madres” y escribir este ensayo sobre el ser excepcional que me dio la vida y guió, junto a mi venerado padre, mi educación primaria, mi adorada progenitora, ejemplo de dignidad y humildad para la sociedad dominicana, doña Monina Solá.

Mi madre inició sus primeros pasos en el arte a los 4 años de edad y por su talento precoz en la actuación, canto y baile, la catalogaron en su tiempo como la Shirley Temple dominicana. Nacida el 23 de mayo de 1933, lleva el arte en sus venas de manera congénita, ya que su padre, Narciso Solá, inmigrante puertorriqueño radicado en San Pedro de Macorís, fue actor, músico y escritor de obras teatrales, tales como “El Intruso” y “Temblor Político”.

Su abuela, Luz Vicioso Albert, fue mecenas de varias generaciones de actrices y actores, siendo su casa claustro de muchos de ellos. De manera que la Primera Dama del Teatro, inició su vida artística con una sólida orientación hogareña, y como seguidora fiel, desde sus inicios, del teatro clásico que nació en la antigua Grecia, el cual tuvo su origen en las festividades religiosas de las que siempre se mostró subsidiario, donde en los tiempos antiguos, las compañías ambulantes actuaban en las plazas de las ciudades, y en sus orígenes contaban de un único actor y del coro. Lope de Vega y Calderón de la barca, pilares del teatro clásico español, no podían faltar en esos libretos.

En escena

El teatro es, como sabemos, una fuente inagotable del saber, siendo incluso atalaya indiscutible de la independencia, pues el propio Patricio Juan Pablo Duarte, sabiendo que éste es un género literario que sirve para concientizar, utilizó La Filantrópica y Dramática como tierra nutricia en la lucha para romper las cadenas haitianas que nos subyugaron por 22 largos años. Por eso el teatro es educación y transmisión de la identidad nacional a través de la cultura.

Como dato sobresaliente y no muy común, Doña Monina, en su prolífica carrera artística, fue condecorada con la “Orden de Duarte, Sánchez y Mella”, en los grados de Caballero y Comendador, respectivamente, por dos Presidentes, -Balaguer y Fernández-, este último designó con el nombre de “Monina Solá “el teatro del Centro Cultural Narciso González, en la capital

La hoy octogenaria primerísima actriz, reconocida y premiada innumerables veces, tanto en el país como en el extranjero, al ser galardonada en el 1996 con el entonces premio “El Casandra”, como “Actriz del Año”, tuvo la grandeza y el noble desprendimiento de remitir una comunicación a la Asociación de Cronistas de Arte (ACROARTE) solicitando ser excluída de futuras nominaciones, pues entendía que era necesario darle paso al relevo generacional.

Valor cultural

En el año 2007, la entonces Secretaría de Estado de Cultura la reconoció otorgándole el diploma de honor como “Valor Cultural Dominicano”, y recientemente, el 8 de marzo de este mismo año, conmemorando el “Día Internacional de la Mujer”, el Ministerio de Cultura, realizó un emotivo homenaje a Doña Monina- en su residencia-, con la presencia de su titular, el también artista José Antonio Rodríguez y su hermano del arte, el gran dramaturgo Franklin Domínguez, a quienes se unieron de manera espontánea y solidaria, un selecto grupo de compañeras, compañeros y discípulos, los que junto a nuestra familia, rindieron tributo de admiración y respeto a su larga y fructífera trayectoria en el arte.

En aquella sencilla pero significativa ceremonia, después de una hermosa apología leída por don Franklin Domínguez, el ministro de Cultura le hizo entrega formal de una placa de reconocimiento, en la cual, entre otras motivaciones están grabadas las siguientes palabras: “Por su incomparable trayectoria artística en el ámbito nacional e internacional, ejemplo e inspiración de varias generaciones que, tradicionalmente, aplauden su obra, es decir, su vida......”.

Entiendo que es imposible, al hablar de su vida, dejar de mencionar a su esposo, el vicealmirante y ex Jefe de la Marina de Guerra y de la Policía Nacional, y posteriormente político, Luis Homero Lajara Burgos, con quien contrajo nupcias cuando éste fue cancelado de las Fuerzas Armadas en el 1959, por un abuso de poder del generalísimo Trujillo; y en ese ambiente de desgracia, ese mismo año, no en la opulencia de los altos cargos militares y policiales que él ocupo, decidió unírsele hasta que la muerte los separó, cuando mi padre arrió la bandera en la batalla de su honorable vida, el 24 de diciembre de 1994.

Importante es hacer saber que, posterior al Golpe de Estado del 1963 que derrocó al presidente Bosch, Lajara Burgos, entonces ex-militar, se involucró, como miembro del bando constitucionalista, en un complot para reponer al primer Presidente electo por la voluntad popular después de una larga dictadura, y por una delación infame fue encerrado en una cárcel tipo solitaria en el Palacio de la Policía Nacional donde había sido el jefe, y gracias a las valientes y oportunas gestiones de doña Monina, ya una destacada figura artística, ante el triunviro, Dr. Emilio de los Santos, fue puesto en libertad tras 14 días de cautiverio degradante y abusivo, acompañándolo posteriormente al exilio en Puerto Rico.

En la actualidad
Después de ocho décadas en el arte, rodeada del cariño de sus hijos genéticos y espirituales, en la actualidad vive una vida en paz, cavilando sus vivencias al compás de la imparable máquina del tiempo, retumbándole el eco del sonido vibrante del aplauso en la radio, las tablas y en la televisión.

En esta fecha tan especial, rogamos al Altísimo que la bendiga y nos conceda el inmenso privilegio de seguir disfrutando la insustituible entrega y fervor maternal por muchos años más, valorando su impronta y venerando el legado de grandeza profesional y familiar, preservándolo por siempre en el cofre de los recuerdos del espíritu, con el compromiso de honrar su estela sustentada en valores y principios morales, constituyendo este tipo de vida ejemplar un referente a seguir para las presentes y las generaciones del tras- porvenir, que son aquellas que están más allá del porvenir.

Para su familia ella constituye un orgullo filial, y por su vida ejemplar cultivando el arte con altura y decencia, doña Monina Solá es sin lugar a dudas un “orgullo nacional”. Y con ella rindo tributo a todas las madres del mundo, en especial a las dominicanas.

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