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30/3/15 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

J. Eduardo Martínez

Por Orlando Holguín

Tuve una relación de trabajo de más de 15 años con J. Eduardo Martínez. La misma comenzó en el Vacilón de la Mañana que se transmitía por Fiesta FM, bajo la producción general de mi amigo Ramón Lluberes.

Era mi tercer trabajo en los medios con apenas un año de haber iniciado como libretista y comediante en el programa “Quédate Ahí”, transmitido por el Circuito Independencia, hoy Telemicro.

El Vacilón de la Mañana fue un verdadero reto debido al equipo que lo conformaba. Mon Lluberes, productor, J. Eduardo Martínez, conductor y junto a él, Guillermo Henríquez, Sergio Pablo Vargas (Sansón Batalla), Paola Pérez, José Bejarán, Oscar Pérez, Rafael Alduey y Lumy Lizardo.

Es decir, en apenas un año tenía la suerte de compartir la cabina de una gran emisora con dos grandes de la comunicación: Guillermo Henríquez (Don Guillermo, EPD) y J. Eduardo.

J. Eduardo (desde mi punto de vista, una de las mejores voces en la locución) enseguida me mostró algo que no he visto en esa magnitud en ninguna otra persona de los medios: el respeto al trabajo de los demás. Era un profesional a carta cabal, y si bien no permitía que nadie relajara su trabajo, tampoco aprobaba que nadie a su alrededor irrespetara el de los demás.

Conectamos enseguida y perduramos por dos años en el Vacilón de la Mañana hasta que el Hoyo Baninter cambió casi todo el espectro de la radio y otros medios. Seguí en contacto laboral con J. Eduardo en “Noche a Noche”, en “Matutino 103” y en “Ke Colmado”.

En el tiempo que compartí con él nunca le escuché vanagloriarse, nunca le oí decir que era de los mejores, o que en los medios él tornaba y viraba, que había hecho aquello y lo otro. Y un detalle muy importante: no le cerraba las puertas a ningún novato, aún el talento del mismo tuviera que ponerse a prueba.

Cuando los noveles iban a trabajar al lado de J. Eduardo se sentían impresionados, pero de inmediato, él, con una profesionalidad y un respeto que he apreciado en pocas figuras de los medios, les hacía entrar en confianza, les aconsejaba y orientaba.

Otro aspecto que destacar en J. Eduardo, es que, según nuestro criterio, además de Freddy Beras Goico, era el que más sabía hacer de hilo conductor con los personajes de humor de los espacios en los que laboraba. En cuanto a su capacidad, era instruido, documentado leído. J. Eduardo abordaba cualquier tema, es decir, se había preparado para pertenecer al difícil mundo los medios de masas y para trabajar en la profesión que había elegido al dejar el mundo empresarial.

Descanse en paz, mi amigo y compañero J. Eduardo. Me queda la satisfacción de haberle demostrado nuestro aprecio, cariño y solidaridad, de nunca haber transgredido ni vulnerado el respeto y la lealtad hacia uno de los mejores compañeros de trabajo que he tenido en los medios de comunicación.

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