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28/7/12 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Pescador sobreviviente narra la angustia sufrida al quedar a deriva.

Fuente externa
Andrés Marte todavía que cree que sueña, que nada pasó.

Después de estar deshidratado, con heridas y cercado por tiburones, se asombra de estar vivo y contarlo

WELLINGTON DIAZ - hoy.com.doSANTIAGO. Andrés Marte, único sobreviviente del naufragio del domingo en las costas de Monte Cristi, contó ayer los momentos difíciles que pasó y la cruda realidad de ver morir a sus otros dos compañeros, con quienes había salido a pescar desde la playa de El Morro.

Mientras se recuperaba en una sala especial del hospital José María Cabral y Báez, de esta ciudad, Marte expresó que los cinco días que estuvo navegando sin rumbo fueron “dolorosos y tormentosos”, por la incertidumbre de no saber si sobreviviría.

En una triste conversación, todavía con signos de deshidratación, Marte, quien es maestro constructor, manifestó que la tragedia fue provocada por el mal tiempo y que el bote en el que viajaban era frágil para el fuerte oleaje que les sorprendió en alta mar.

Indicó que el primero en morir dentro del bote, dos días después del naufragio, fue su amigo Davis Peralta Morillo, de 38 años, quien residía en el sector Cuesta Colorada de Santiago. Tres días después, la embarcación se rompió y murió el otro acompañante Mártires Palomino.

“Yo pensaba que iba a morir. Los tiburones nos pasaban por el lado y tuvimos suerte de que no nos mordieran. Estaba en una situación que no aguantaba más, porque tenía heridas en la piel, mis pies y brazos estaban hinchados. Mi compañero Davis decía: ¡Ay! quiero agua fría o jugo de limón. Después de eso, dejó de hablar y se me murió al lado”, narró Marte.

El sobreviviente dijo que llegó a ver luces de los rescatistas y escuchaba cuando lo llamaban, pero que no tenía fuerzas para responder, hasta que fue encontrado el jueves al mediodía por la Guardia Costera de Estados Unidos.

“El lunes fue el día difícil. Hubo un mal tiempo grande, las olas eran demasiado grandes, eran tan altas y estaban zumbando la embarcación”, expone.

Cuenta que llevaron mucha comida, pero se les perdió cuando la brisa sopló fuerte y que solo les quedaron dos refrescos y dos botellas de agua, pero no habían comido el domingo.

Marte agradece a la Guardia Costera, por haberle salvado la vida.

Los náufragos fueron localizados en la playa Caracol, próximo a la localidad de Limonal, en Haití.

En busca de causas posibles. Mientras las autoridades continúan las investigaciones para determinar las causas que provocaron el naufragio, el gobernador de Monte Cristi, Alejandro Toribio, ha declarado que una parte de los pescadores no avisan a la Marina de Guerra antes de navegar, situación que hace difícil la búsqueda en casos de tragedia.

“Una de las cosas que tenemos y es un problema, es que a pesar de que hemos logrado acuerdos con los pescadores para que registren sus embarcaciones y notifiquen cuando van a salir y a qué hora pretenden llegar, muchos no lo hacen. La semana pasada tuvimos tres personas perdidas que aparecieron vivas, quienes tampoco avisaron”, dijo Toribio.

Velatorio. El cadáver de Davis Peralta Morillo fue velado ayer en la funeraria Blandino de esta ciudad y posteriormente sepultado en el cementerio municipal de la calle 30 de Marzo.

Giselle Peralta, hermana del fallecido, dijo que su pariente no sabía nadar mucho y que, según supo, ante las fuertes olas, pedía a sus compañeros que le ayudaran y no le dejaran morir.

“Ellos sabían que había mal tiempo. Les dijeron que no se fueran, pero ellos estaban acostumbrados y por eso se fueron. Nos sentimos muy triste con la muerte de nuestro hermano, porque él era una persona muy alegre, que solo vivía para pescar y mantener a sus cinco hijos y a su esposa”, dijo Giselle Peralta, al contar la triste historia.

Las claves

1. La mala hora

La desolación se refleja en el rostro de Marte cuando narra los momentos angustiantes que vivió y su convicción de que no sobreviviría.

2. Dolor sobrehumano
“Pensaba que iba a morir. Los tiburones nos pasaban por el lado y tuvimos suerte de que no nos mordieran. No aguantaba más, porque tenía heridas en la piel, mis pies y brazos estaban hinchados. Mi compañero Davis decía: ¡Ay! quiero agua fría o jugo de limón; después de eso, dejó de hablar y se me murió al lado”.

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