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11/7/12 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Kamasutra para papás.



Por: Monica Toro - abcdelbebe.com
Recibí esta imagen de una gran amiga. “Así va a quedar tu Kamasutra cuando llegue Guadalupe”, me dijo. Lo confieso: me aterrorizó. Tengo 6 meses de embarazo y desde ya me rehúso a practicarlas. Basta con leer sus nombres y descubrir que apagarán toda mi locura de amor: Angelito de nieve, La casita del perro, El bebé bufanda y El acosador. Así se llaman algunas poses que ‘incitarían’ al sexo tras ser papás.
¿Usted se le apuntaría? Yo no. Por lo menos me da terror imaginarlo. Y más, tras 40 días de abstinencia, sugeridos por el ginecobstetra, para que el útero regrese a su lugar. Tiempo suficiente para tener las baterías sobrecalentadas y fantasear con nuevos encuentros sexuales.
Eso, por lo menos, es lo que deseamos las mujeres antes de ser mamás: que nuestra sexualidad no cambie. Pero conociendo la realidad de la que muchas con experiencia hablan, empieza mi preocupación.

Las que ya son mamás aseguran, en su mayoría, que el sexo cambia tras la llegada de un hijo. Igualmente, lo dicen los médicos. Ellas aluden que esas citas placenteras se transforman, si mucho, por calenturas pasajeras a causa de la fatiga, los arduos cuidados del bebé, los cambios hormonales, las trasnochadas y otras cosas más.

Eso me lo imagino y lo comprendo. Pero lo que no entiendo es por qué esas noches fogosas que se vivían con mucha más intensidad durante el embarazo –porque dicen que los mejores ‘polvos’ de las mujeres se viven durante la gestación– se vean perturbadas ahora porque ese hermoso bebé, que nos enloquece como padres, esté en medio de la cama, encima del papá, sobre las piernas de la mamá y hasta atravesado en medio de los dos.

Desde que son recién nacidos se les debe enseñar a dormir en sus propios cuartos. Para algunos, el colecho (compartir la cama con los hijos) resulta una manera de afianzar los lazos afectivos entre padres e hijos. Para mí, la forma de interrumpir la relación de pareja.

No nos digamos mentiras. Ambos, papá y mamá, necesitamos de ese placer ardiente. Ambos lo apetecen. Ni la maternidad ni la paternidad deben vendar el sexo.

Ahora, comprendo que los padres deseen ese calor que transmite el bebé. Pero hay momentos para eso y no debe ser una cotidianidad. ¿Dónde queda ese calor que le producía acariciar lentamente los pies de su esposo? ¿Para dónde se esfumaron esas manos perversas que recorrían los senos de su mujer?

Señora, no permita que se enfríe la pasión hacia su pareja. Prepare una noche romántica, arriésguese y encienda velas, espérelo en ropa sensual (una malla es perfecta) e incítelo, con sus besos y movimientos, a desgarrar la sexualidad interna. Y usted, señor, acepte esta invitación. Ella es la madre de sus hijos pero, por encima de todo, la mujer que le ha dado placeres infinitos. Siéntase vigoroso. Llénela de fantasías y demuéstrele que después del parto también son sabrosos esos polvos.

Seguro, mientras usted lee esto, pensará que es difícil tomar la iniciativa, porque al final del día están exhaustos de correr cambiando pañales, sacando gases, jugando, cocinando, trabajando y mucho más. Pero trate de sacar un tiempo para ambos. De la estabilidad de los padres depende el futuro de la familia.

Ahora, si dormir con su hijo es la estrategia perfecta para eludir el sexo con su pareja, entonces es preferible que busque la asesoría de un experto. Su libido puede estar fallando y, seguro, usted deberá tomar es el ‘kamasutra para abuelos’.

Usted decide cuál arte del amor desea. Si ‘El bebé bufanda’ o ‘Manitas de jazz’, o los más arriesgados como el 69, La acrobática, El verano, La hamaca y Furor salvaje. Los papás también nos merecemos un maravilloso sexo. La paternidad y el sexo sí combinan, y de qué manera.

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