¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer?.

Un caso atípico. Gricel Moscatelli tiene ”dos mejores amigos varones”. Y los eligió como testigos de su boda.

Especialistas acercan respuestas a una de las preguntas más antiguas del mundo.

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Por Fernando Soriano - clarin.com
La cama es la frontera cultural y psicológica. El sexo, esa descarga de deseo donde pareciera que se va (se entrega) una parte tormentosa o frenética o sosegada del alma, es al menos hasta hoy el muro que condiciona socialmente el concepto de “amistad” entre un hombre y una mujer.

El top 10 de las preguntas de la humanidad incluye este dilema. ¿Existe? ¿Un hombre y una mujer pueden ser amigos? ¿Qué es la amistad? ¿Compartir gustos, conocer odios y pasiones? ¿Ir juntos a una carrera de TC? ¿A la peluquería? ¿Escuchar los secretos más comprometidos y las preferencias más banales del otro? Gricel Moscatelli (chaqueña, nutricionista, 31 años) no tiene un amigo. Tiene dos “mejores amigos”. Encuentra en ellos a alguien que la entiende de otra manera. “En miles de situaciones hablo más con ellos dos que con una amiga, porque tienen la mente más abierta. Y hasta es más divertido en algunas situaciones juntarte con amigos varones que con mujeres, porque son menos estructurados”, cuenta, al punto que eligió a Mauro Guasti y Diego Cubilla como testigos de su casamiento (foto).

Igual, Gricel acepta las reglas actuales del juego mental: “Si hay atracción sexual obviamente no hay relación de amistad. Es difícil que se pueda”. Aunque también considera que depende de cada uno: “Desde el primer momento el hombre y la mujer se dan cuenta si lo que se busca es amistad o sexo. No somos boludos”.

La palabra amistad tiene su raíz en amicus , del latín, que a la vez deriva de amare : amar o amor. Mientras no haya una apertura, que el filósofo Sztajnszrajber en su columna empieza a advertir, el deseo sexual seguirá definiendo en las cabezas de los hombres y de las mujeres si el sendero es el de la amistad, el de una relación erótica o el de la nada misma. Si todo se da, en definitiva, arriba o abajo de la cama.