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27/8/11 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Adiós a Lorenzo Morales, uno de los grandes de la música colombiana.


El juglar fallecido será puesto en cámara ardiente, a las 2 p.m., en la sede de Sayco de Valledupar.
Foto: Archivo Particular

LEONARDO HERRERA DELGHAMS YARITZA FONTALVO - eltiempo.com
El juglar vallenato falleció el viernes, a las 6:20 a.m., de un paro respiratorio.
Morales se fue luego de pasar recluido un mes en la Clínica del Cesar, de Valledupar, con afecciones renales, respiratorias y anemia crónica.

Tal como se lo cantó el viejo Emiliano Zuleta, en La gota fría, Lorenzo Miguel Morales Herrera partió de "mañanita", esta vez hacia el reino celestial. Quizás allí se reencuentren y sigan con la interminable piqueria que los inmortalizó en el folclor vallenato.
'Moralito' nació el 19 de junio de 1914 en Guacoche, antiguo palenque de cimarrones, cerca de Valledupar (Cesar). Más allá de ser famoso por el duelo de versos que libró con Emiliano Zuleta Baquero, trascendió por sus canciones y su maestría para ejecutar el acordeón, sin conocer la dinámica, la armonía y el compás de la música escrita.
Aprendió a tocar el instrumento a los 12 años, y a los 17 se había ganado el respeto de toda la provincia, cuando en la Plaza Alfonso López, de Valledupar, se enfrentó en una parranda con Abel Antonio Villa, otra gloria de la música vallenata.
Entonces, se convirtió en un andariego, aclamado en la región porque no faltaba en los jolgorios y cumbiambas. Su aporte en el mundo vallenato es invaluable. Se le conocen alrededor de 200 composiciones, muchas de ellas de antología, en los cuatro aires del vallenato. Entre las más reconocidas se cuentan: Amparito, La primavera florecida, Carmen Bracho, El secreto, El errante, La mala situación, Sevilla, La Nena Rondón y El torito.
'Moralito' fue uno de los juglares que más han nutrido la literatura sobre el vallenato, y a quien el compositor Alberto Beto Murgas definió como la memoria de este género. "Tenía todo claro, desde cuándo llegaron los primeros acordeones hasta las tiendas de la región donde les vendían", dijo.
En una de sus últimas entrevistas a EL TIEMPO, Lorenzo Morales, en la habitación 201 de la Clínica Valledupar, donde se recuperaba de un episodio hipoglicémico (baja en los niveles corporales de azúcar), sin mayores esfuerzos le contó al enviado especial los detalles, sucedidos hace más de 60 años, que relata La gota fría: aquel día en que no quiso hacer parada en Urumita, un pueblo de hombres y mujeres alegres, en el extremo sur de La Guajira, al pie de las montañas azules del Perijá. La piqueria, que protagonizó con su más entrañable amigo, Emiliano Zuleta, quedó inmortalizada, en 1938, en el canto vallenato, que fue grabado, desde entonces, por figuras como Guillermo Buitrago, Daniel Celedón, Carlos Vives, Julio Iglesias y Paloma San Basilio.
Acordate, Moralito, de aquel día/ que estuviste en Urumita y no quisiste hacer parada./ Te fuiste de mañanita, / sería de la misma rabia./ Te fuiste de mañanita, / sería de la misma rabia.
Cuentan que debido a la rivalidad existente entre el guajiro Emiliano y el vallenato Lorenzo, por ver quién era el mejor para ejecutar el acordeón, se pactó un duelo entre los dos en la población de Urumita. "Como a dos gallos de pelea, la gente picaba a Zuleta y a Morales para que demostraran en acordeón limpio cuál era el mejor, pero cuando 'Moralito' llegó ya Emiliano Zuleta estaba borracho, y la nota guacochera se hizo dueña de la parranda; al día siguiente se preparó otro encuentro, para darle oportunidad a Zuleta de que se luciera, pero ya Moralito había viajado temprano", cuenta el periodista e investigador del folclor vallenato Julio Oñate Martínez.
En respuesta, Emiliano compuso La gota fría, queriendo significar que Lorenzo había evadido el reto por miedo.
Según el investigador del vallenato Celso Guerra Gutiérrez, 'Moralito' grabó antes que La gota fría la canción Chucho, marimonda y maco: "De este enfrentamiento se compusieron alrededor de 20 canciones de parte y parte, pero La gota fría, cuyo nombre original fue Qué criterio, tuvo la suerte de ser grabada en los años 40 por Guillermo Buitrago; por eso trascendió".
Esta vieja pelea entre los dos juglares terminó sellada con un compadrazgo que los mantuvo unidos hasta el final de los días de 'Emilianito', en octubre del 2005.
'El gigante de Guacoche' 'Moralito' combinó el oficio de agricultor con la albañilería. Vivió en unión libre con Juana Morales, de cuya unión nacieron cinco hijos, tres hombres y dos mujeres. Con ellos, tocaba y cantaba. Lorenzo llevó el apellido materno por ser hijo natural, como era costumbre en aquellos tiempos. Fue el alumno más aventajado de Francisco 'Chico' Bolaños, considerado el mejor acordeonero de su época. En sus correrías por el Magdalena Grande, se encontró muchas veces con Rafael Escalona, con quien hizo una sólida amistad.
En una ocasión, este último decidió buscarlo para hacer una parranda, pero al no encontrarlo por ninguna parte, decidió hacerle la canción Buscando a Morales. Después de años de parranda y mujeres, se refugió en una finca con su hijo mayor en la Serranía de Perijá, donde permaneció por más de 20 años, dedicado a entechar casas de barro, trabajar en carpintería, alfarería y a la siembra de café.
Esta época también dio para que varios juglares le hicieran canciones, como 'el Ciego Maravilloso', Leandro Díaz, quien le compuso La muerte de Moralito.
Aunque no vivió el auge económico de los artistas vallenatos de hoy en día, tuvo una vejez apacible, recibió múltiples homenajes, grado de bachiller honoris causa, fue coronado como Rey Vallenato Vitalicio y el reciente Festival de la Leyenda Vallenata le tributó un gran homenaje junto a Leandro Díaz, y lo proclamó como Gloria Nacional. En el 2009, El Ministerio de Cultura lo postuló como Maestro del Cesar, en el marco del Gran Concierto Nacional.


A Morales se le cuentan 27 hijos y un centenar de nietos, que hoy se enorgullecen de su legado. "Mi padre nos deja sus canciones, su chispa y su jocosidad. Su talento nunca lo perdió ni en los últimos momentos, los dichos y los versos hacían parte de su existencia", dijo su hija Cecilia Morales.
'Moralito', a través de sus letras, llevó al mundo los paisajes y las historias mágicas y reales que caracterizan a la cultura vallenata de nuestro país", dijo la ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba, tras lamentar el sensible fallecimiento del acordeonero.
El último mes, los 97 años de 'Moralito' ya le pesaban. "Me siento como el que va en viaje, como si estuviera casi muerto", dijo a EL TIEMPO.
LEONARDO HERRERA DELGHAMS
YARITZA FONTALVO
DE EL TIEMPO


'Entregando la mazorca, para que la desgranen'
Lorenzo Morales sabía que era el último de los juglares. Me lo dijo en julio del 2009, cuando acababa de celebrar 95 años y lo visité en su casa del barrio Primero de Mayo, de Valledupar. Su hija Cecilia, que llevaba las riendas de la casa y le dosificaba tanto los remedios como las visitas, me dejó verlo con la condición de que le llevara un regalo que le alegrara el día.
'Moralito' se engalanaba para las visitas. Menudito, sereno, viendo pasar el tiempo bajo el ala de su sombrero, me recibió y sabía que terminaríamos por hablar de La gota fría. Desde el 2005, 'Moralito' fue el único que quedó para contar la historia que le dio fama en todo el mundo. "No tengo plata, pero tengo una conducta especial: que donde quiera que llego, me conocen", dijo esa tarde.
"La de malas", dice, hizo que, en el esplendor de su época de piqueria, la canción de Emiliano fuera la que llegó al estrellato, y no sus versos de respuesta.
Le pregunté por qué no grabó discos propios. "Sí grabé. Fuimos con un señor, pero tuve la de malas que murió el señor de la casa. Entonces, se perdieron las grabaciones".
Cecilia aclaró: "Mi papá fue un hombre que no tuvo la suerte de otras personas. Tiene muchas canciones inéditas todavía". Por eso, en el 2010, Cecilia y sus hermanos inscribieron una de las canciones ocultas de 'Moralito' para competir en la categoría de canción inédita del Festival Vallenato.
"Lorenzo, usted es de los últimos juglares de leyenda que nos quedan", le dije. "Es que de esta tela mía no se consigue. De esta tela ya no venden. De los últimos estaban Emiliano Zuleta, fallecido; Toño Salas, fallecido; Leandro Díaz, que está vivo pero sordo... Y yo, que soy el último, casi entregando la mazorca, para que la desgranen".
LILIANA MARTÍNEZ POLO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO

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