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1/1/11 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Ojalá...que te persiga una gallina

Yalo
Iban tarde al colegio y me los encontré de frente. Nos separaban unos metros y tal vez 10 segundos. La mamá los azuzaba para que apuraran el paso y el más pequeñito, tal vez de tres años, avanzó, casi corrió, dejando un poco atrás a su hermanito mayor, de unos cinco años. La mochila le pesaba al grande, que le gritaba al pequeño que lo esperara. Como el chiquito no le hacía caso le voceó:
-Ojalá, ojalá…
Y, no tengo que decirles, ¿verdad?.  La Yalo pensó "depordio", tan chiquitos, ¿qué le puede desear un hermanito a otro?.  El mundo se está acabando, ¿que tropiece y se caiga? "Nopueser".
– Ojalá, ojalá –dijo el niño–… ¡Ojalá que te persiga una gallina!
Por poco y me exploto de la risa delante de ellos. Pero del armario viejo de la memoria llegó una imagen que me devolvió la seriedad. Una vez me ocurrió. Una vez me persiguió una gallina, sin motivos, sin haberle hecho nada, y me hizo darle la vuelta entera a la casa, corriendo asustada, huyéndole a esa cosa tan chiquita, tan aparentemente inofensiva.
No, no es ningún deseo bobo e inocente el que alguien quiera que te persiga una gallina. El niño sabía lo que decía…

Fuente: yalodominicana.blogspot.com

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