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1/1/11 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

El dilema de alimentar a las aves silvestres.

Los científicos observaron al carbonero común, un ave que habita Europa, el Medio Oriente, el centro y el norte de Asia y algunas regiones de África. Foto: Gerd Rossen.

¿Alimentar o no alimentar a las aves silvestres? Esa parece ser la pregunta que mantiene divididos a los expertos.
Laura Plitt - BBC Mundo, Medio Ambiente
La Sociedad Real para la Protección de los Pájaros -la organización británica sin fines de lucro más importante de Europa, que asesora a los aficionados a la ornitología- así lo recomienda en su página de internet y cerca de la mitad de los hogares en el Reino Unido siguen al pie de la letra su consejo.
Sin embargo, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores suizos, no cree que ofrecerle alimento a las aves sea una buena idea. No, al menos, en todo momento.
Según Valentin Amrhein, de la Universidad de Basilea, en Suiza, "las aves que consumen semillas colocadas en su territorio específicamente con el propósito de alimentarlas, comienzan su canto matinal con unos veinte minutos de retraso".

Los investigadores observaron esta conducta en el carbonero común (Parus major) -un ave muy común en Europa, el Medio Oriente, el centro y el norte de Asia, y en algunas regiones del norte de África- cuando hicieron su experimento durante el mes de marzo.
"Aunque veinte minutos no parezcan gran cosa, es un lapso de tiempo importante si tienes en cuenta que el canto dura alrededor de cuarenta minutos", le dijo Amrhein a BBC Mundo.
Este coro, que se inicia por lo general mucho antes del amanecer, es crucial para estas aves, porque les permite defender su territorio de sus rivales, encontrar a las mejores hembras para aparearse y hacer que éstas se mantengan fieles.
 
Detenerse a tiempo
Lo que los investigadores vieron no pudo menos que causarles sorpresa: la lógica indicaría que un pájaro bien alimentado está en mejores condiciones de salir a cantar bien temprano por la mañana.


Muy por el contrario, el 36% de los machos alimentados por medios artificiales iniciaron su gorjeo cuando el sol ya se había establecido en el horizonte, en comparación con los otras aves, en las que este porcentaje fue sólo del 10%.
¿Por qué los machos mejor alimentados se tornaron más perezosos a la hora de salir a cantar? "Las razones no son claras, por el momento sólo podemos especular", afirmó Amrhein.
"Pero es posible que como la presencia de alimento adicional en el territorio atraiga más aves, los carboneros se sientan demasiado intimidados por los machos rivales (para salir a cantar)", explicó el investigador.
Tampoco queda claro si las consecuencias de alimentarlos son positivas o negativas.
"Puede que pierdan en cuanto a la paternidad (a causa de los rivales) pero también puede que consigan más hembras, ya que si éstas observan que en ese territorio hay mucha comida, no se molesten en ir a buscar machos en otro lugar", añadió.
Lo que sí resulta evidente, concluye el estudio, es que alimentar a las aves interfiere con su comportamiento habitual.
Por todas estas razones, los investigadores recomiendan, en el caso del hemisferio norte, dejar de alimentarlas "a fines de marzo, cuando muchas especies comienzan a establecer su territorio y a buscar pareja, y recomenzar a finales de octubre, principios de noviembre".
Para el hemisferio sur la recomendación sería la misma: no alimentar a las aves cuando empieza la temporada de apareamiento, en el que los machos determinan cuál es su territorio, para defenderse de sus competidores y reiniciar esta actividad cuando termina.
En otros momentos del año, alimentarlas no representa un problema. Es más, los investigadores aconsejan seguir alimentándolas ya que esto puede extender la vida de muchas aves, que de otro modo perecerían por falta de sustento.

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