Después de seis años del estreno de la película “Sanky Panky”, el director Pinky Pintor presenta la segunda parte de la historia de un personaje que abunda en los hoteles de República Dominicana en busca de una extranjera que se lo lleve a EEUU o Europa.

Por JORGE RAMOS
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La historia tiene sus altibajos, pero en términos generales logra el cometido de hacer que el público goce en muchos momentos de la película y se ponga triste en determinadas escenas.

El filme tiene buenas actuaciones de gente experimentada, pero otras malas interpretaciones en noveles que aparecen en esta segunda parte.

A nivel técnico es destacable la fotografía, así como la música de Pachy Carrasco, un elemento que considero como una atractiva trampa para atraer público son los segmentos musicales donde aparecen Milly Quezada, Wason Brazobán, Eddy Herrera y Elvis Martínez, artistas de Premium Latin Music, empresa productora de la cinta.

Los tres actores principales se desenvuelven mucho mejor que en la primera “Sanky Panky”: Fausto Mata, Tony Pascual y Aquiles Correa.

Alina Vargas, la exuberante morena compañera de Genaro (Fausto Mata) logra cautivar a la audiencia con su actuación y ni hablar del italiano “aplatanado” Massimo Borguetti, quien hace un papel que le cae como “anillo al dedo”: gerente del resort.

En esta segunda parte de “Sanky Panky”, el director Pinky Pintor vuelve a apostar a la comedia, pero con una dosis de acción utilizando actores que personifican la mafia italiana, para cuyo rol, el veterano Pericles Mejía lució muy relajado como jefe de los malos. Una nota bastante jocosa y sorpresiva al final la pone la señora Verónica López (Mama mía), que se pasa toda la película en silla de ruedas e indiferente a todas las travesuras que hacen con ella los personajes principales, hasta que llegan los últimos minutos del filme.

La producción es una buena oportunidad para compartir con la familia.

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Sanky Panky 2