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30/10/13 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Había una vez.

IDEANDO
Heddel Cordero - Listín Diario

Había una vez -cuando los locutores dominicanos eran artistas de la voz y maestros de la palabra- que escuchar la radio tenía su deleite y complacencia. Era una época distinta donde se privilegiaba el talento y la banalidad no tenía espacio en la escala de valores de la sociedad .

La vida transcurría pausadamente y los locutores hacían gala de su voz, de su dicción, de su prudencia, de sus conocimientos. Esos tiempos ya pasaron. Los valores de hoy no son los de antes. Los oyentes de hoy tampoco son los de esa época. Los pruritos profesionales no son los mismos. Tampoco la escala de los valores morales.

Los “profesionales del micrófono” de estos tiempos tienen otro estilo, responden a otras motivaciones, ejercen bajo otros esquemas profesionales que imponen la época y los públicos. Esa es la verdad monda y lironda.

No sé si hemos evolucionado o involucionado, pero el desparpajo no puede ser mayor. Ahora prima la indecencia y la chabacanería. La mayoría de los locutores de hoy son animadores de la vulgaridad y el indecoro. Las ondas hertzianas se han convertido en un vertedero de cerebros manidos.

Si bien es cierto que el locutor de hoy no tiene que ser el de antes y que los códigos profesionales tampoco tienen que ser los mismos, no menos cierto es que hablar por radio debería ser siempre una actividad reservada para los que sepan hablar y posean un mínimo de calidad humana y de conocimientos para hacerlo. No hablo de estilo, no hablo de voces, no hablo de forma, hablo de dicción y lenguaje. El profesional del micrófono de este tiempo debe hacer la radio de este tiempo, pero debe tener las herramientas que dignifiquen su oficio. Hablar bien es un requisito básico para un locutor y para todo el que aspire ejercer esa labor con algún grado de decoro profesional. Las buenas formas son válidas siempre.

La mayoría de los locutores de radio y televisión son catedráticos de la ignorancia en el uso de la palabra y las ideas.

Les da brega comunicarse con propiedad y garbo. Su pobreza linguística les impide expresarse correctamente y ordenar el pensamiento.Volver a los viejos tiempos no es mi aspiración, anhelo una radio actual, pero respetuosa y digna; una radio que nos ayude al mejor uso del idioma y los modales.

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