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19/2/13 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

Lenta muerte de las playas en Puerto Rico. -"QN: Un alerta para nuestro país":

Las playas de la costa norte, como esta
en el municipio de Vega Baja, figuran
entre las más afectadas por la
 erosión. (Archivo)

Más del 70% de las playas está erosionado, un problema grave que pasa inadvertido.

Por Gerardo E. Alvarado León / galvarado@elnuevodia.com
Al igual que en el resto del mundo, se estima que más del 70% de las playas en Puerto Rico está erosionado; un grave problema que pasa inadvertido, pese a que afecta desde las actividades turísticas y recreativas hasta la industria pesquera que a muchos les pone un plato de comida en la mesa.

Aquí, sin embargo, el mal se agrava ante políticas públicas que, por un lado, ignoran asuntos como el cambio climático y el calentamiento global; pero, por el otro, fomentan la construcción desmedida a través de un sistema expedito de permisos.

La erosión costera, definida como la desintegración gradual y eliminación de las playas, incluyendo los hábitats de arena, tierra y naturales formados a lo largo de sus bordes, tiene causas naturales y antropogénicas (causadas por el hombre). Estas últimas, según expertos, son las que han agravado la situación desde el siglo pasado.

Algunas de las playas más afectadas en la isla son las de San Juan, Carolina, Loíza, Humacao y Rincón.

“En Rincón, el problema es bien serio; las casas están casi en el agua. En Humacao, también hay mucha erosión; en el área de Palmas del Mar, casi ha desaparecido la playa”, indicó el oceanógrafo físico Alfredo Torruella, director de la Fundación Legado Azul.

La situación es similar en la franja costera de San Juan, Carolina y Loíza a causa, principalmente, de los edificios construidos cerca del mar.

Javier Laureano, director ejecutivo del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan, identificó la playa del hotel La Concha, en Condado, como una de las más erosionadas.

“Esa playa frente a La Concha está desapareciendo, cada vez hay menos cantidad de arena”, dijo Laureano, quien señaló que la erosión costera también es causada por la deforestación y la destrucción de dunas.

Se cree, de hecho, que Puerto Rico perdió el 90% de sus dunas (acumulaciones de arena formadas por el viento) hasta 1968, cuando el Estado prohibió su extracción.

Además del desarrollo urbano en las cuencas hidrográficas y zonas costeras, la construcción de represas y la canalización de ríos y quebradas propician la erosión en las playas, coincidieron Torruella y Laureano.

Según explicaron, las represas afectan el suplido natural de arena que reciben las playas, mientras que las canalizaciones de ríos y quebradas depositan los sedimentos mar afuera.

“La manipulación de ríos y quebradas se observa, sobre todo, en el área metropolitana”, destacó Laureano.

Impactos y soluciones
El impacto de la erosión costera en las actividades turísticas, recreativas y pesqueras tiene un denominador común: los arrecifes de coral.

Históricamente, estas especies han recibido el embate de las actividades naturales y humanas que causan erosión. En Puerto Rico, unas 16,176 cuerdas de suelo marino están cubiertas por arrecifes; cantidad que, sin embargo, es mucho menor que la registrada para la década de 1990. Según el biólogo marino Edwin Hernández, entre el 60% y el 70% de los arrecifes en la Isla está muerto.

“Eventos recurrentes y cada vez más significativos, como el calentamiento del mar, están causando mortandades grandes de arrecifes. Pero también tenemos situaciones que afectan la calidad del agua, como descargas ilegales de aguas usadas y construcciones sin controles de erosión”, dijo Hernández, quien restaura corales en Culebra.

Pero hay otros científicos, como Torruella y el ingeniero de costas Fernando Pagés, que promueven el uso de “herramientas que imitan a la naturaleza” para combatir la erosión. Específicamente, ambos creen en la construcción de arrecifes artificiales.

Pagés, quien dirige la firma de ingeniería ambiental Tetra Tech, explicó que los arrecifes artificiales se diseñan mediante programas de computadoras, en los que se analizan las condiciones “oceanográficas e hidrodinámicas” del potencial sitio de ubicación. Entre otras cosas, se analizan las características del suelo marino, corrientes y movimiento de las olas.

“El resultado es un nódulo o estructura tridimensional capaz de albergar biodiversidad y prevenir la erosión costera modificando las olas y las corrientes”, indicó Pagés al informar que actualmente se estudia la viabilidad de erigir un arrecife artificial en la playa frente al hotel La Concha.

Torruellas, entretanto, recalcó que, a diferencia de los arrecifes artificiales creados hundiendo embarcaciones, los diseñados por computadoras “no causan contaminación”.

Explicó que los nódulos están hechos de una especie de concreto al que se adhieren pedacitos de coral que poco a poco cubren la unidad.

“Este tipo de proyecto es 100% viable en Puerto Rico, pero hace falta fondos”, reconoció Torruellas, quien estimó el costo de los arrecifes artificiales en entre $3 millones y $10 millones.

Los expertos consultados por El Nuevo Día lamentaron que el Estado parece ignorar que las actividades costeras inyectan a la economía local $2,000 millones anuales, por lo que la conservación del recurso es vital.

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