12/9/11
Post By: Ramón Pastrano, WebMaster
Los cien años de Bola de Nieve.
Bola al piano |
SANTO DOMINGO. Una sola vez vi en mi vida a Bola de Nieve. Tendría yo unos siete años, mi padre y yo caminábamos por la Calle Maceo de Camagüey, una bonita y estrecha calle (el corazón de la ciudad), que luego convirtieron en peatonal. Apostado a la entrada del Gran Hotel de Camagüey un señor negro, rechoncho, enfundado en un traje oscuro, apoyado en un bastón y tocado con un sombrero negro. Mi padre, que en paz descanse, me dijo “¡mira, ese es Bola de Nieve, ve y salúdalo!”; corrí unos pocos pasos hasta él y le tendí mi mano. El sonrió, me dió la mano, dijo algo y creo que me pasó la mano por la cabeza, debió ser asi. Con el paso del tiempo me convertí en fanático de su música.
Recuerdo algunos fines de semana en casa de Liliam Lechuga, cuando era pareja de mi amigo Raúl Rivero, pasábamos las tardes escuchando a Bola de Nieve. Al calor de aquellos rones y las conversaciones, y los coros que hacíamos, tomé definitiva conciencia de la importancia de Ignacio Jacinto Villa Fernández en la cultura cubana.
El mote de Bola de Nieve, según una de las versiones, se lo habría puesto Cantinflas en México, cuando el cubano era pianista de Rita Montaner. Otra versión cuenta que el apodo se lo puso la propia Rita; y aún otra cuenta que desde su niñez era conocido despectivamente como Bola de fango y Bola de trapo, y que el primero en nombrarlo así fue un médico barrial nombrado Carlos Guerrero.
Había nacido en Guanabacoa, el 11 de septiembre del 1911. Su vida artística estuvo ligada de un modo u otro a México, tan es así, que falleció en el DF el 2 de octubre de 1971. Cantaba, además de en español, en inglés, catalán, francés e italiano. Fue Edith Piaf quien dijo en París, al escucharlo cantar en 1951, que “Nadie canta La vie en rose como él” . Como pianista le fue dado estrenar piezas de Ernesto Lecuona. Algunos lo han considerado precursor junto a Margarita, la hermana de lecuona, y de René Touzet, quien fuera marido de Olga Guillot, del ritmo conocido como filin. Viajó por muchos países, entre ellos China, donde fue recibido por el mismísimo Mao Tse tung.
Mao Tse tung saluda a Bola de Nieve |
Son muchas las anécdotas que se cuentan de un personaje que fue homosexual, un pianista excepcional, compositor y dueño de un carisma único. Pero sobre todo de una voz que él llamaba de “manguero” (vendedor de mangos), de una capacidad de interpretar las canciones como muy pocos. Lo que se llama un “cancionair”. Supo mezclar en su repertorio obras de indiscutible raíz afrocubana como Drume Negrita, Vito Manuel, Yambambó, Chivo que rompe tambó, hasta temas de la cancionística francesa o nortemaericana, como el inolvidable en su voz “Be Careful its my heart”; o canciones como No Puedo ser feliz o Vete de mí.
Dicen que fue su tía-abuela a quien llamaba Mamaquina, la que lo incitó a estudiar música, pues así los santos se lo habrían mostrado. Este domingo es el centenario de Bola de Nieve, quien todavía sigue cantando en el corazón de todos los cubanos. Si estuviese en Camagüey llegaría hasta la entrada del Gran Hotel, a ver si un señor negro, regordete, bajo un sombrerito de paño, con su bastón y desde una sonrisa enorme como la eternidad, tiende la mano a un niño de siete años que corre a saludarlo.
Ignacio Villa "Bola de Nieve"
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