25/9/10
Post By: Ramón Pastrano, WebMaster
La válvula aórtica artificial pronto podría estar disponible.
LAURAN NEERGAARD / AP - El Nuevo Herald
WASHINGTON
Miles de ancianos que necesitan válvulas cardiacas pero están muy débiles para soportar una operación a tórax abierto podrían tener pronto una alternativa más simple, una válvula aórtica artificial que se puede insertar a través de una arteria.
La válvula aórtica es la entrada principal al corazón y un nuevo estudio de gran alcance determinó que colocar una nueva por dentro de una arteria mejoraba de manera significativa las posibilidades de supervivencia de los pacientes que no tenían otras alternativas de tratamiento.
Hasta ahora, no se sabe si estas válvulas también servirían a los enfermos no tan graves que prefirieran probar la nueva tecnología antes que someterse a la operación a corazón abierto para insertar una válvula estándar, la que suele durar hasta 20 años.
Aunque esta posibilidad aún se está estudiando, ya hay dos versiones rivales de estas ``válvulas aórticas transcatéter'' a la venta en Europa. Una de las fabricantes, Edwards Lifesciences, espera que la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) estadounidense apruebe su versión para pacientes inoperables en alrededor de un año.
``Esto abre la puerta a un nuevo tratamiento'', dijo el jefe del proyecto de investigación Martin Leon, profesor del Centro Médico de la Universidad de Columbia y del hospital New York-Presbyterian.
Leon publicó los resultados del estudio esta semana en la revista especializada New England Journal of Medicine y en la conferencia anual de Terapias Cardiovasculares Transcatéter. Edwards financió el estudio en 21 hospitales y muchos de los investigadores recibieron comisiones de la compañía o de sus competidores.
Las válvulas no solucionan todos los casos, conllevan un riesgo de ataques al corazón y nadie sabe cuánto durarán. Aun así, los especialistas dicen que son un paso hacia la transformación del tratamiento de un problema que crece a medida que la población envejece.
Unos 300,000 estadounidenses tienen serios problemas en la válvula aórtica, que es básicamente una puerta que se atasca con los años hasta el punto en que no se puede abrir, lo que obliga al corazón a hacer un mayor esfuerzo para que la sangre pase.
Más de 50,000 personas por año se someten a operaciones de corazón abierto para reemplazar esa válvula y a miles más se les niega el tratamiento porque se les considera demasiado enfermos o viejos para sobrevivir.
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