La apertura de clases cuesta miles de millones. "POBRE CLASE MEDIA"

Pilar Moreno - El Nacional
La  falta de controles de parte del Estado ha provocado que la apertura de un año escolar en la República Dominicana se convierta en un lucrativo negocio que mueve más de RD$30,000 millones de pesos anuales por concepto de matriculación de los estudiantes y la compra de libros, uniformes, zapatos y otros útiles escolares.
A esta conclusión se llega, si tomamos en cuenta que más de 2.6 millones de estudiantes se matricularon este año y de que sus padres invierten un promedio de RD$10,000 por estudiante.
Enviar los hijos a las escuelas públicas o  privadas sigue siendo “el más fuerte de los dolores de cabeza” para los padres de clases media y baja, que deben invertir entre RD$20,000 y RD$60,000 anuales por ese concepto.
En el caso de las familias de altos ingresos las sumas invertidas en costear un año escolar suelen superar los RD$500,000.

Los cambios anuales de los libros de textos y los uniformes, la asignación excesiva de textos a los estudiantes, los incrementos de hasta un 40 por ciento de las matrículas de los centros educativos, son algunos artificios que impone el mercado, que contribuyen a encarecer la educación.
Pero también, las comisiones que reciben los directores de algunos colegios privados de las casas editoras de textos y fabricantes de cuadernos, mochilas y borras y otros  útiles escolares por imponer a los estudiantes las marcas que deben comprar.
“Es que necesitamos controles para esas acciones que año por año  laceran la economía familiar”, afirmó Juan Carlos Fernández, padre de cuatro estudiantes, quien tuvo que recurrir a un préstamo bancario de RD$100,000 para cubrir los costos del presente año escolar..
Fernández considera inconcebible que sus hijos menores no puedan usar los libros que usaron el año pasado los mayores.
“Ese es un crimen que no podemos permitir. Esos comerciantes no pueden seguir actuando como chivos sin ley”, dijo.
Recientemente, el ministro de Educación, Melanio Paredes, advirtió a las casas editoras que es ilegal cambiar el contenido de los textos escolares de un año a otro.
  Dijo que tampoco permitirá que los libros lleven insertado el famoso cuadernillo de trabajo, que impide que otros alumnos puedan usarlos los años escolares siguientes.
“Vamos a poner orden en ese negocio. Seremos celosos en la aplicación de esa ley”, manifestó el funcionario en esa oportunidad, al advertir que la legislación que amplía por cuatro años la vigencia de los textos contempla severas penas para los editores que la violen.
Juan Encarnación matriculó su hija en segundo curso de la primaria, en un colegio privado que le entregó una lista de  14 libros de texto, con un valor promedio de RD$800 cada uno.
Encarnación asegura que es económica la razón que tiene ese colegio para  asignar una carga tan grande de libro a su pequeña, de apenas seis años de edad.
Otra lista contiene los materiales deportivos que debe llevar la niña, los útiles para realizar tareas de nanualidades en el aula.
Los costos se vuelven inaccesibles en los grados  del nivel medio, donde los alumnos deben adquirir batas de laboratorio y  libros de lecturas en algunos casos extranjeros.
Los bajos salarios
Los padres entrevistados en las tiendas de libros, uniformes y zapatos afirman que los salarios que perciben  no se corresponden con las altas sumas que tienen que invertir en la formación de sus hijios, que no debe ser una carga económica .