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9/5/10 Post By: Ramón Pastrano, WebMaster

“Tiroteo” musical en el Music Hall de Don Omar

Héctor Aponte Alequín / Primera Hora
Lleno de risas, guiñadas y otros gestos de buen humor, Don Omar estremeció con su presencia a las miles de personas que llenaron el sábado y la madrugada del domingo el Centro de Convenciones de Puerto Rico (CCPR), en San Juan, como parte del Music Hall, una reunión de reguetoneros caracterizada por el estilo underground y de perreo. Cuando el reloj marcó las 12:53 de la madrugada, la voz de Pobre diabla fue anunciada por varios bailarines “robotizados” que invadieron el escenario. De repente, William Omar Landrón, su verdadero nombre, salió corriendo vestido de gala, por fuera, y de una aparente inmensa alegría, por dentro. Feliz, flaco y con la frente sudada, cantó en vivo un popurrí de sus éxitos para luego dar paso a Diva virtual.
Cualquier sirena de ambulancia o alarma de tienda se hubiera quedado muda frente a la gritería que cundió el lugar.“Es un verdadero placer tener juntas a tantas personas en mi Puerto Rico. Gracias a todos. ¿Seguimos?”, saludó al eufórico público antes de Sexy robótica. La gente contestaba con gritos, pues no se entendía bien lo que decía. “Estoy nervioso. ¿Dónde está la gente de Bayamón, de Guaynabo, de Dorado, de Loíza, de la casa? ¿Saben qué? Aquí tienen otra sorpresa: mis respetos para Zion & Lennox”, dijo al presentar a este dúo y multiplicar así la euforia de la audiencia. Los tres esparcieron ímpetu al entonar juntos un escogido de éxitos del dúo y números del Don, como Salió el sol. Los respectivos vídeos eran exhibidos en 12 pantallas gigantes a lo largo de la tarima. “¡Tiraera, tiraera!”, solicitó la alborotada audiencia. “Toda esa gente que dice que hace música y no hace música na’ no vale un peso. Esto va pa’ esa gente”, enunció antes de interpretar otro popurrí de guerrea lirical y el tema de su colega Tony Dize El doctorado, en versión merengue. Acto seguido, presentó a Kendo, quien lo acompañó en otro cúmulo de canciones, entre otros noveles reguetoneros, hasta cerrar el show a la 1:55 de la madrugada. A las 10:30, se escuchó un tiroteo en el CCPR mientras el Music Hall llegaba a su clímax. No fue real, sino que se trataba del inicio de una secuencia audiovisual en la que se recreaba el accidente que tuvo Baby Rasta a principios de marzo, cuando recibió varios balazos.
Las pantallas mostraban un vídeo en el que el rapero escenificó el dolor físico que sintió en ese entonces, aparentemente desaparecido el sábado a juzgar por los brincos que dio momentos después, cuando, blindado por un grupo de bailarines y su compañero de dúo Gringo, logró paralizar a los presentes. “¡Aquí estoy, mi gente! ¿Dónde están los jóvenes?”, gritó el intérprete moviéndose entre pirotecnia para interpretar con Gringo Lo de ella es fichuriar.
“Buenas noches. Aquí les voy a cantar una canción que representa la victoria, gracias a papá Dios”, expresó antes de entonar Mañana sin ti, uno de sus “clásicos” incluidos en el disco Romances del ruido. “Allá hay un Dios, que de verdad existe. Hay un Dios que lo ve todo. Hoy se supone que yo no cantara. ¡El doctor me dijo que no puedo, y estoy aquí!”, exclamó. Tras tres o cuatro números más, el binomio anunció que se iría. Cuando los espectadores les pidieron otra, Baby Rasta & Gringo les respondieron con una sorpresa: el acompañamiento sorpresivo de Ángel & Khriz, quienes no aparecían en los anuncios de la actividad. Los cuatro se unieron en un puñado de temas, incluido Na’ de na’. A las 11:00 de la noche, aún seguían con un menú de hits radiales de hace varios años al tiempo que al Centro de Convenciones seguía entrando gente.

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